PARA EXAMINAR LA CONCIENCIA – DEMOSTRAR LA FE
«La niña no está muerta, está dormida».
Eso dice Jesús.
Y se refiere a tu fe, sacerdote, porque una fe sin obras está muerta.
Pero tú has demostrado con tus obras tu fe, desde el día en que tu Señor te ha llamado, y tú lo has escuchado y has creído en Él y en su poder, para hacer de ti, que eras tan solo un hombre indigno y pecador, por su gracia, y por su don inmerecido, un pastor, un amigo, un ministro, un sacerdote.
Tú has dejado todo, y has tomado tu cruz para seguir a tu Señor Jesús.
Por tu fe has dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos y tierras, por su nombre, y por esa fe recibirás el ciento por uno en esta vida, y la vida eterna.
Tu Señor te ha enviado al mundo como médico de cuerpos y almas, para buscar no a los justos, sino a los pecadores, porque no necesitan médico los sanos, sino los enfermos.
Mira, sacerdote, la fe de tu pueblo. Mira, los rebaños no están completos.
Tu Señor te ha enviado a buscar también a las ovejas perdidas, a las que se han desviado, porque les falta fe.
Demuestra tu fe, sacerdote, para que por tu fe sean sanados los que tienen fe, y aquellos a los que les falta fe, los que creen, y los que no creen, los que viven en la paz de conocer la misericordia de Dios, y los que viven atribulados, deprimidos y desesperados, porque nadie les ha enseñado la Palabra de Dios.
Fortalece tu fe, sacerdote, con los Sacramentos y la Palabra de tu Señor, con la oración y tomado de la mano de su Madre, abriendo tu corazón. Y contagia al mundo tu fe, predicando la Palabra, bautizándolos con el Espíritu Santo y agua, para que los que estén muertos, vivan, cuando, por tu fe, tu Señor los mire, como a la niña que no está muerta, solo está dormida, y extienda su brazo a través de tu brazo, y a través de tu voz les diga: ten confianza, tu fe te ha sanado.
Y tú, sacerdote, ¿confías en tu Señor?
¿Has mantenido fuerte tu fe?
¿Conoces el poder de tu Señor, y crees en Él?
¿Presentas ante Él las intenciones de su pueblo para que se compadezca de él?
¿Le pides con insistencia y con fe?
¿Enseñas a tus fieles a pedir con verdadera fe, con esperanza, y con amor, confiando en el poder de su Señor?
¿Pides la fe que te falta?
Escucha la Palabra de tu Señor, sacerdote, y acude a su llamado, que es todos los días, y déjalo admirado de tu fe, renunciando al mundo, cada día, tomando tu cruz con alegría, siguiéndolo, sirviéndolo, cumpliendo sus mandamientos, y haciendo todo lo que Él te diga. Confiando en su Palabra y en que tu Señor siempre cumple sus promesas, uniendo tu voluntad a la suya, poniendo tu lámpara encendida sobre la mesa, iluminando al mundo con la luz de Cristo, confirmándolos en la fe.
Entonces, verás milagros.