15/09/2024

Lc 19, 11-28

PARA EXAMINAR LA CONCIENCIA – CORRESPONDER

«Al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que tiene poco, se le quitará aún eso poco que tiene».

Eso dijo Jesús.

Tu Señor habla fuerte, sacerdote. Es un amo exigente, y espera de ti que seas un siervo bueno y fiel, y que cumplas con tu deber.

Tu Señor te ha llamado, y te ha elegido de entre el mundo, te ha hecho suyo, y te ha enviado para que des fruto, y ese fruto permanezca.

Tu Señor no se equivoca, sacerdote, Él ha elegido bien, y ha procurado para ti una buena formación, para hacer de ti un buen administrador de sus bienes y de su misericordia.

Tu Señor te ha dado una misión, pero también te ha enviado al Espíritu Santo, que te ha llenado y te ha desbordado de su amor, y de los dones y carismas que necesitas para cuidar, para proteger, para usar y multiplicar los tesoros que te ha confiado.

Tú eres un obrero en la mies de tu Señor, un trabajador de su viña, un siervo configurado con Cristo Buen Pastor. Él te ha dado un rebaño, y te ha dado el poder para enseñarlo, para regirlo, para santificarlo.

Tu Señor te ha dado una gran responsabilidad, sacerdote, pero te ha dado los medios, te ha dado la fe para creer en Él, y en que, con su ayuda, con tu disposición, con tu trabajo, y con su gracia, conseguirás multiplicar lo que te ha dado, con eficacia. Para que, cuando Él venga, le entregues buenas cuentas.

Tu Señor te ha dado mucho, sacerdote, y te dará más. Es así como Él corresponde a tu entrega y a tu fidelidad, a tu trabajo sacrificado, y a todo lo que por Él has dejado.

Tú tienes un Amo justo y misericordioso. Cree firmemente que Él está aquí, que te ve, que te oye, y adóralo con profunda reverencia, pidiéndole perdón por tus pecados, y ayuda para obtener los frutos deseados, haciendo primero oración, luego expiación y en tercer lugar acción, correspondiendo a su confianza, amándolo con toda tu mente, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con todo tu corazón.

Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor, sacerdote. Rema mar adentro y ve a su encuentro, y entrégale tu voluntad, y todo lo que Él te ha dado lo multiplicará, porque has sido fiel en lo que te ha confiado, y en el último día te hará tomar parte en su alegría.

Y tú, sacerdote, ¿eres un siervo bueno y fiel?

¿Cuidas lo que tu Señor te ha dado, y le devuelves con creces lo que merece?

¿Eres un siervo cumplido y agradecido por los dones que has recibido?, ¿o eres un siervo malagradecido y perezoso, que no merece participar del banquete de su Señor, ni de su gozo?

¿Qué has hecho con los dones y talentos que tu Señor te ha dado? ¿Los has compartido y multiplicado, o los has guardado y los has desperdiciado?

Toma conciencia, sacerdote, y pídele a Dios su ciencia, para que alcances a ver con los ojos de Él, y con visión sobrenatural alcances la claridad de ver la realidad, y sepas apreciar lo que Él te da, y entiendas que por tu fe serás salvado, pero por tus obras serás juzgado; y que, por justicia, al que tiene poco, hasta ese poco le será quitado.