15/09/2024

Lc 1, 5-25

PARA EXAMINAR LA CONCIENCIA – EL SACERDOTE ES PRECURSOR

«Esto es obra del Señor».

Eso dijo Zacarías, refiriéndose a Juan, el precursor del Salvador.

Tú también eres precursor, sacerdote.

Eres el que anuncia la buena nueva, el que prepara los caminos del Señor para el encuentro con las almas.

Tú eres, sacerdote, precursor de luz y de esperanza, ejemplo de fe y amor.

Precursor de vida que infunde el Espíritu Santo a través de los sacramentos que obran tus manos.

Tú eres, sacerdote, precursor de la Palabra y mensajero de misericordia.

Eres quien lleva al mundo la esperanza y la salvación de aquel que ha venido al mundo a entregar su vida para hacerse redención.

Tú eres, sacerdote, precursor de paz.

Eres quien lleva la paz de Cristo a cada casa, para que la paz se quede entre los hombres de buena voluntad.

Tú eres, sacerdote, precursor de luz.

Eres tú mismo la luz en Cristo, por Cristo y con Cristo.

Luz que ilumina los corazones de los hombres y transforma en día la noche, iluminando la oscuridad y las tinieblas en las que el mundo somete sus almas.

Tú eres, sacerdote, precursor de alegría.

Eres el que lleva al mundo el alimento de vida y la bebida de salvación, a través de la Eucaristía, que es Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de quien tú mismo, sacerdote, precursionas y representas, con el que tú mismo te donas, en el mismo y único sacrificio de Cristo, haciéndote con Él uno.

Tú eres, sacerdote, precursor de gracia, por la que tú mismo participas en el misterio de la salvación.

Tú eres, sacerdote, precursor de la santidad del único que es tres veces Santo, y que viene a buscarte, para compartir contigo esa santidad, para que seas modelo de perseverancia, de fidelidad, de obediencia, de servicio, de humildad, precursor de justicia y de prosperidad.

Tú eres, sacerdote, la luz que ilumina y dirige el rumbo de la humanidad.

Y tú, sacerdote, ¿eres digno de llevar al mundo, con tu ejemplo, esa promesa que te hace ser precursor de la luz, de la esperanza, de la paz, de la santidad, de la vida, de la verdad; y ejemplo de fe, de amor, de fidelidad, para que seas tú mismo el que obra, el que transforma, el que salva, el que convierte, el que une, el que santifica por Cristo, con Cristo y en Cristo, para ser sacerdote, precursor, y puerta del cielo y del paraíso?

Tú eres precursor, sacerdote. Tú eres obra del Señor, que se digna quitar el oprobio que pesa sobre la humanidad.