16/09/2024

Jn 1, 43-51

PARA EXAMINAR LA CONCIENCIA – SEGUIR A JESÚS

«El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga» (Mt 16, 24).

Eso dice Jesús.

Seguir a Jesús es caminar sobre sus huellas, dejándolo todo para seguir el camino que ha dejado trazado en la tierra el Hijo del hombre, que siendo Dios se despojó de sí mismo por amor, para hacerse hombre, para caminar y mostrarte el camino. Él es el camino.

Seguir a Jesús es caminar en la verdad, para conocerlo, porque Él es la Verdad.

Seguir a Jesús es alcanzar la vida, porque Él es la Vida.

Seguir a Jesús es encontrar el amor, porque Él es el Amor.

Seguir a Jesús es abrirse a la gracia y a la misericordia de Dios, porque a eso es a lo que Él ha venido, a llenarte y a desbordarte de su amor, de su gracia y de su misericordia, para que tú como Él seas hijo de Dios.

Seguir a Jesús es hacerte cordero y seguir la voz de tu Pastor. Es hacerse como Él, porque Él es el Cordero de Dios.

Seguir a Jesús es encontrar una morada segura, para vivir por Él, con Él y en Él, en la eternidad de Dios.

Seguir a Jesús es aceptar el llamado, decirle: “sí, Jesús, yo te he escuchado”, porque cuando tú escuchas, cuando estás dispuesto a cumplir eso que escuchas, entonces dices sí, porque el llamado es muy fuerte para el que tiene oídos y oye.

No lo puedes ocultar, no lo puedes esconder, no lo puedes negar. Lo reconoces, es Él, te ha llamado cuando te ha visto debajo de la higuera. Él te ha encontrado, te ha elegido, tú has dicho sí, y Él te ha invitado a seguir sus huellas, a caminar su camino, a conocer su verdad, a vivir su vida.

Y te ha dado su poder para transformar otras vidas, para que caminen detrás de ti, siguiendo tus huellas, caminando tu camino, conociendo tu verdad, y alcanzando la vida que tú le puedes dar, porque Él te ha dado el poder, porque te ha elegido, porque te ha llamado, porque ya te conocía desde antes de nacer y te tenía consagrado para hacerte como Él, y llamarte sacerdote.

Seguir a Jesús es seguir al hombre y Dios, es hacerte al hombre y al Dios, es permanecer humano, pero adquirir por Él, con Él y en Él la naturaleza divina.

Seguir a Jesús y alcanzarlo, es configurar tu miseria con su divinidad, para que Él, por su misericordia, te perfeccione.

Seguir a Jesús, por tanto, es participar en la carrera para ganar la corona de la gloria con la que Él te espera, sentado a la derecha de su Padre.

Seguir a Jesús es santificar tu humanidad en medio del mundo, cargando la cruz que Él mismo diseñó para ti, porque Él es Cordero y es Pastor. Te conoce como cordero y te enseña a ser Pastor. Para reunir a su rebaño, primero debes conocer a su rebaño, siendo cordero, para que puedas ser como Él, Buen Pastor.

Seguir a Jesús es caminar de la mano de su Madre, porque ella es quien te muestra el camino, quien te lleva a la verdad, porque de su vientre inmaculado y puro nació la vida.

Seguir a Jesús es hacerse hijo de la Madre para llegar al Padre.

Seguir a Jesús es amar la cruz, y desde la cruz contemplar a María, Y, contemplando a María, aprender a amar a Jesús. Amar a Jesús es haber escuchado el llamado, haber dicho sí, dejarlo todo, para seguirlo y alcanzar su plenitud.

Seguir a Jesús: esa es la verdadera sabiduría que hay en ti, sacerdote.