16/09/2024

Jn 3, 7-15

PARA EXAMINAR LA CONCIENCIA – EL SIGNO DE LA CRUZ

«El mensaje de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para los que se salvan es fuerza de Dios» (1 Cor 1, 18).

Eso dicen las Escrituras.

Por lo tanto, sacerdote, para ti la cruz de Jesús es una bendición.

Tú has sido enviado a predicar el Evangelio, sacerdote, pero no con palabras sabias, para no desvirtuar la cruz de Cristo, sino con palabras de locura divina, que es más sabia que los hombres.

Tú has sido llamado, y has sido elegido, y has sido enviado, para mostrarle al mundo el poder de Dios, para que el mundo crea en que Jesucristo es el único Hijo de Dios, que murió en una cruz para destruir el pecado y la muerte de los hombres, y darles la vida eterna.

Por tanto, sacerdote, tu misión es llevarle al mundo la salvación que ha ganado tu Señor para cada uno, a través de su muerte y de su resurrección.

Tú eres, sacerdote, el que predica, el que alimenta, el que bendice, el que ata, el que desata, el que perdona, el que libera, el que participa y el que practica la misericordia de Dios, y la administra, el que actúa in persona Christi para hacer sus obras.

Pero nunca te gloríes, sacerdote, si no es en la cruz de tu Señor, por la que el mundo es un crucificado para ti, y tú eres un crucificado para el mundo.

Que sea la predicación de la cruz una alegría para ti, sacerdote, la buena nueva que lleves al mundo, mientras construyes el Reino de los cielos. Porque la cruz de tu Señor no es una cruz de muerte, sino de vida; no es una cruz de tristeza, sino de alegría; no es una cruz de dolor, sino de amor.

La cruz es el signo con el que tú demuestras a los hombres que tanto amó Dios al mundo, que envió a su Hijo único para que todo el que crea en Él no muera, sino que tenga vida eterna.

La cruz es el signo con el que tú demuestras al mundo que tu Señor se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz.

La cruz es el signo con el que tú demuestras al mundo el poder de Dios, que ha vencido a la muerte, porque no era posible que el creador de la vida permaneciera sometido bajo el poder de la muerte.

La cruz es el signo con el que tú demuestras tu amor a Dios, humillándote, como su Hijo se humilló; entregando tu vida por la salvación de los hombres, como Él se entregó; uniendo tus sacrificios y tus ofrendas al único y eterno sacrificio agradable a Dios.

La cruz es el signo con el que muestras al mundo que tu Señor tenía que ser levantado de la tierra, para que todo el que crea en Él, tenga vida eterna.

Exalta la cruz, sacerdote, y adórala, porque es el signo de la unión de Dios con los hombres, a través de la crucifixión de Jesús, que entregó su carne para la vida del mundo.

Exalta la cruz, sacerdote, que es signo de triunfo, a través de la cual el Padre atrae a todos los hombres al Hijo, y los hace uno, para que el Hijo los lleve a Él.

Exalta la cruz, sacerdote, que es signo de la nueva alianza, por la que los hombres son unidos a Dios en filiación divina.

Exalta la cruz de tu Señor, sacerdote, y confía en su misericordia, por la que Él te resucitará en el último día.