PARA EXAMINAR LA CONCIENCIA – CREER EN LA PALABRA ACTUAL Y VIVA
«Yo soy la resurrección y la vida».
Eso dice Jesús.
Y esa es una verdad revelada de tu fe, sacerdote.
Y también te dice que el que cree en Él, aunque haya muerto vivirá, y todo aquel que está vivo, y cree en Él, no morirá para siempre.
Tu Señor, que es el único Dios verdadero, Dios todopoderoso, Rey del universo, te revela los misterios del Reino de los cielos, y te pregunta: ¿crees esto? Porque respeta tu libertad, tu libre albedrío y tu voluntad. Y Él, que es el amor, y que te ha creado para amarlo, que ha venido al mundo y ha muerto por ti, para que vivas para adorarlo, no te salvará sin ti.
Y tú, sacerdote, ¿qué le respondes?
¿De qué tamaño es tu fe?
¿Crees en Él?
¿Cumples sus mandamientos y respetas su ley?
¿Crees en su Palabra, y en que se cumplirá hasta la última letra?
¿Vives su Palabra cada día, porque crees que es actual, porque está viva?
Pues si crees en tu Señor, sacerdote, creerás también en tu configuración con Él, por la que, muriendo al mundo, resucitas por Él, con Él y en Él.
Cree, sacerdote, que tu Señor es la resurrección y la vida, porque Él ha venido al mundo a morir por ti, y con su muerte ha destruido la muerte, para darte la vida.
Tu Señor te ha dado su vida, nadie se la quitó. Él mismo la entregó, y luego de tres días resucitó, para que el que crea en Él y muera, no muera, sino que tenga vida eterna.
Y tú, sacerdote, ¿crees en que tu Señor te resucitará en el último día?
¿Confías en que por tus obras serás juzgado, pero en que, por tu fe, serás salvado?
¿Acudes a su misericordia, como Él mismo te ha enseñado?
¿Llevas su paz y su misericordia a los demás? ¿Les das vida?
¿Crees en las verdades escatológicas reveladas, y en que existe un cielo, un purgatorio y un infierno?
¿Rezas por los vivos y por los muertos?
Tu Señor te ha revelado la verdad, sacerdote, para que la entiendas, y para que la enseñes a los demás. Y te ha dado la fe, para que creas y la pongas por obra; y la voluntad, para que quieras creer y le pidas que aumente tu fe.
Tu Señor actúa de maneras misteriosas, sacerdote, y prueba tu fidelidad, tu credibilidad y tu confianza. Y te pide tu disposición, porque no todo el que diga: “Señor, Señor”, entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad del Padre, que está en los cielos.
Pídele a tu Señor la disposición y el servicio de Marta, pero sobre todo la confianza y la fe que te falta, para que, a pesar de la tribulación, de la tormenta, de la incomprensión, de la pasión y de la cruz, creas en Él, y en que te concederá lo que le pidas.
Entonces pídele la piedad y el amor de María, para que escojas la mejor parte, porque muchas cosas te ocupan y te preocupan, pero una sola es necesaria, y no te será quitada.
Y cuando estés a sus pies, pídele la amistad de Lázaro, para que sepas permanecer en la fidelidad, honrando a aquel que, siendo tu Amo, no te llama siervo, sino que te llama amigo.
Cree, sacerdote, en tu Señor, en su poder y en su amor.
Cree en su misericordia y en su amistad, porque nadie tiene un amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Él es el Hijo único del Dios verdadero, por el que se vive.
Él es la resurrección y la vida, para todo aquel que no sea incrédulo, sino creyente.