PARA EXAMINAR LA CONCIENCIA – EL MANDAMIENTO DEL AMOR
«Amarás al Señor tu Dios por sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo» (Mt 22, 37.39).
Eso dice Jesús.
El amor es un mandamiento. Por tanto, el que obedece ama.
El que escucha la Palabra de Dios y cumple sus mandamientos, ése tiene vida eterna. Ése es la madre y los hermanos de Jesús. Porque una madre ama y un hermano ama.
Esa es la ley de Dios.
Tú eres, sacerdote, enviado a transmitir el amor.
Y tú, sacerdote ¿estás cumpliendo tu misión?
El amor ha sido derramado en los corazones.
Y tú, sacerdote ¿has recogido con tu Señor, o has desparramado?
¿Estás con el Amor, o en contra del Amor?
El camino es uno, como uno es el Amor.
Y tú, sacerdote, ¿por dónde caminas?
¿Estás cumpliendo los mandamientos de tu Señor?
¿Estás imitando en todo a tu Señor, que se hizo obediente hasta la muerte y una muerte de cruz, para derramar el amor a través de su sangre, para llegar a todos los rincones del mundo en misericordia?
Y tú, sacerdote ¿qué tan obediente eres?
Y tú, sacerdote ¿amas?
Y tú, sacerdote ¿permites ser amado? ¿Recibes el Amor?
El amor de Dios ha sido manifestado en el Hijo, para que el mundo sepa cuánto Dios lo amó, que entregó a su único Hijo para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.
Pero el mundo no lo recibió.
Y tú, sacerdote ¿eres del mundo?, ¿o has sido llamado y elegido para ser configurado con Él, y ser como Él, que no es del mundo?
¿Has recibido al amor?
El Amor es la Palabra, es la Luz que ilumina en las tinieblas.
El Amor es Cuerpo, es Sangre, es Alma, es Divinidad y es Eucaristía.
Y tú, sacerdote ¿cómo recibes al Amor?
¿Lo recibes como un discípulo que se sabe llamado por su Señor, y corresponde permaneciendo fiel y obediente junto a Él hasta la muerte?, ¿o eres el discípulo que lo abandona porque no ha sabido disponerse para recibir el Amor que lo fortalece, y lo mantiene en la fidelidad, en la obediencia, y en la perseverancia al pie de la cruz cuando todos se han ido?
Y tú, sacerdote, ¿estás dispuesto a recibir y a transmitir al mundo el Amor para cumplir con la misión a la que has sido enviado, desde aquel encuentro con el Primer Amor?
Y tú, sacerdote, ¿estás dispuesto a recibir y a entregar el amor, a través de la Palabra de Dios?
El amor es un mandamiento, el más importante y el primero de la ley de Dios, para que todo aquel que ame y tenga ojos vea, y tenga oídos oiga, y cumpla la Palabra de Dios, que es una: Amor.