PARA EXAMINAR LA CONCIENCIA – LOCURA DIVINA
«Dios ha escogido a los locos del mundo para confundir a los sabios, y ha escogido a los débiles del mundo para confundir a los fuertes» (1 Cor 1, 27).
Si alguno se cree sabio, vuélvase loco, para que llegue a ser sabio. Eso dice Jesús, porque la sabiduría del mundo es locura a los ojos de Dios.
Sacerdote: ojalá seas un loco por la causa de Cristo; ojalá seas envuelto en su locura de amor, porque solo un loco ama como ama Cristo, con locura de amor hasta el extremo, dando la vida por sus amigos, solo por amor.
Sacerdote: si a ti te llaman loco agradece a Dios y sumérgete en la locura divina de su mar misericordioso de amor.
Loco por predicar el Evangelio con palabras que no son tuyas y no son de hombre, son palabras de Dios.
Loco por hacer sus obras que solo tienen lógica a los ojos de Dios.
Loco por renunciar a los placeres del mundo, para dedicar tu vida al servicio de Dios.
Loco por amar a Dios por sobre todas las cosas, amando al prójimo como Jesús lo amó.
Loco por dejar tu tierra, por dejar tu casa, a tu padre, a tu madre, mujer, hijos, pertenencias, todo, por tomar tu cruz y seguir a Jesús.
Loco te llaman en tu casa tus parientes y tus amigos, porque escuchas una voz que te llama tan fuerte en la intimidad de tu alma, que no puedes negar que escuchas esa voz.
Loco porque has sido escogido entre los locos del mundo para adquirir la sabiduría, que es la verdad de Dios.
Loco, sacerdote, eres un loco, escogido para guiar, para enseñar, para corregir, para alimentar, para perdonar, para unir, para salvar al pueblo de Dios.
Sacerdote: si no estás loco, no puedes servir a Dios, porque solo un loco de amor entrega su vida por su propia voluntad y en perfecta libertad, despojándose de sí mismo para servir a los demás, porque ha sido tocado por el dedo de Dios, porque ha sido llamado por la voz de su Señor, porque ha sido elegido para ser proclamado un loco, y por eso ser crucificado, unido a la locura de amor de aquel que lo ha dejado todo y, siendo Dios, se ha hecho hombre para salvar al mundo a través de su locura de amor.
Sacerdote: alégrate si estás enamorado, alégrate si estás completamente entregado a la voluntad de Dios, alégrate si es a ti al que señalan, al que persiguen, al que critican, al que juzgan, al que desprecian, al que acusan, al que tratan con indiferencia, o del que se burlan, del que se avergüenzan, el incomprendido, el relegado, el que es distinto, el desterrado.
Alégrate, porque te pareces a ese que llaman Loco, porque dio la vida por ti, porque comparte contigo su amor por los que lo desprecian, por los que lo juzgan, por los que lo destierran, y en esa locura conquista, convence y une, haciendo partícipes a los sabios y a los fuertes, confundiéndolos con su locura, para hacerlos hijos de Dios, correspondiendo a la maldad con bondad, a la calumnia con palabras de verdad, trabajando con sus manos, bendiciendo, dando vida, pasando hambre pero alimentando, pasando sed pero dando de beber, pasando frío pero vistiendo al desnudo, pasando fatiga pero visitando al enfermo y al preso, soportando por amor todos los sufrimientos, entregando todo en un solo y eterno sacrificio, que es la verdadera y única locura de amor: el Hijo de Dios crucificado y resucitado por amor.
Sacerdote: complácete en tus flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones, en las angustias, en tus sufrimientos por Cristo, porque cuando eres débil, entonces eres fuerte, y su gracia te basta.
Sacerdote: el mundo te verá triunfar cuando te vean hecho un loco.