CREER EN EL PODER DE JESÚS
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos III, n. 5)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Marcos: 2, 1-12
El Hijo del hombre tiene el poder para perdonar los pecados.
«Hijos míos: Jesús es el Hijo de Dios y es todopoderoso. Tiene el poder de sanar, de expulsar demonios y de perdonar los pecados de los hombres. Y también ha dicho que el que crea en Él, hará también las obras que Él hace, y aún mayores.
Demuestren su fe, y hagan lo que Él les dice, pidiéndole en su Nombre, confiando en que Él les dará todo lo que le pidan, para que el Padre sea glorificado en el Hijo, a través de ustedes y de su fe puesta en obras. Confíen en el poder de mi Hijo Jesús, y déjense conquistar a través de sus obras y su Palabra.
Crean en Él. Y si les faltara fe, crean al menos por sus obras. Él ha obrado milagros para que el mundo crea, y lo sigue haciendo para que conste que Él está vivo, que habita entre los hombres, que obra cada día ante sus ojos un milagro patente, transformando un trozo de pan y un poco de vino, fruto del trabajo de los hombres, en su Cuerpo y en su Sangre, en su Alma, en su Divinidad, que es don, alimento, comunión, gratuidad, ofrenda y vida, elevada en el altar: su presencia viva en la Eucaristía.
Confíen en Cristo, teniendo visión sobrenatural, caminando con los pies en la tierra, pero con el corazón en el cielo, alimentando su fe en la oración con su Palabra, abriendo sus corazones, reconociendo que ustedes solos no pueden nada, pero que en cada encuentro el Señor los fortalece y su gracia les basta. Decídanse a creer en su poder y en su misericordia.
Reparen su Sagrado Corazón con obras de amor, y confíen en que Él les ha dado la gracia y el don para que no sean incrédulos, sino creyentes. Tengan fe, demuestren la fe, vivan la fe, contagien la fe. Den ejemplo.
Acepten mi auxilio, reciban mi protección, busquen mi consuelo, acudan a mi Inmaculado Corazón, para que, por mi intercesión, se conviertan, sanen, se renueven. Él les dice: “levántate y anda”. Yo los conduzco a sus brazos, para que gocen por Él, con Él y en Él, en la gloria de Dios, por toda la eternidad».