CONOCER A JESÚS
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos III, n. 49)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Marcos: 8, 27-33
”¿Quién dice la gente que soy yo?”
«Hijos míos: Jesús es el Alfa y la Omega, el principio y el fin. El que es, el que era y el que ha de venir. Él es el Mesías. Él es el Señor, el Buen Pastor, el Maestro, el Redentor, el Salvador. Él es el Cristo. Es el Hijo de Dios. No son ustedes quienes lo han elegido a Él, Él es quien ha elegido a cada uno de ustedes, porque Él los amó primero. Desde antes de nacer Él ya los conocía. Él sabe bien quién es cada uno de ustedes, y los llama por su nombre.
Mediten en qué tanto conocen ustedes a Jesús, y en qué tanto lo aman. Es imposible conocer al Señor y no amarlo. Trátenlo de amistad, para que lo conozcan y lo amen, y enséñenle al mundo quién es Él, para que el mundo también lo ame. Amen la Cruz, porque a través de la Cruz es como tratan al Señor de amistad y de amor. Es en la Cruz en donde Él padeció y murió para darles vida, perdonando los pecados, resucitando de entre los muertos para darle al mundo la vida.
No tengan miedo, amen la Cruz. Abracen a Jesús. Compadezcan su sufrimiento y llénense de su alegría. No den cabida a la soberbia en sus vidas, porque la soberbia no es de Dios, es del padre de la mentira, del que los traiciona y los hace caer para que sean infieles, y destruye sus vidas. No permitan que fracase en ustedes el plan que su Padre Dios tiene para ustedes. Permítanle al Espíritu Santo actuar en ustedes, y descubran qué tanto conocen a Jesús, qué tanto corresponden a su amor.
Él les ha dado su vida. Y ustedes ¿qué le han dado? Él espera que le den su amistad, su confianza y su humildad, su incapacidad, su vaso de barro, sus debilidades y sus pecados, para que Él los pueda transformar, porque Él los conoce y los ama.
Si quieren conocer a Jesús, remen mar adentro. Los está esperando. Vayan a su encuentro».