04/02/2025

MCM Mc 9, 30-37

SER LOS PRIMEROS EN SERVIR

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre 

(Fuente: Espada de Dos Filos III, n. 56)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

Evangelio según san Marcos: 9, 30-37

El hijo del hombre va a ser entregado. Si alguno quiere ser el primero que sea el servidor de todos.

 

«Hijos míos: el que quiera servir, que se haga último. Porque, ¿quién es más grande, el que se sienta en la mesa o el que sirve? Mi Hijo está entre los que sirven. Ustedes, mis hijos, son mis niños, pero no saben pedir lo que les conviene, y algunos se pierden jugando a ser grandes, porque no saben permanecer pequeños. Yo intercedo siempre por ustedes, para que pidan y reciban lo que les conviene.

Jesús es el primero y el último. Ha venido a enseñarles el camino para ser como Él, para que sean primeros y que sean últimos, como Él. Pero, para ser el primero, deben primero hacerse últimos. Eso es lo que ha venido a enseñarles mi Hijo con su ejemplo.

Ha venido a enseñarles no a ser servidos, sino a servir; a dar la vida para servir a Dios, a través del servicio a los hombres, para llevar a los hombres a Dios. Él se ha entregado en manos de los hombres, para que los hombres se entreguen en las manos de Dios. 

Aprendan de su Maestro, y hagan lo mismo que hizo Él, porque no es más el siervo que su amo, y no es más el discípulo que su maestro.

Entreguen su voluntad a la voluntad de Dios, y hagan lo que Él les diga. Cada palabra es alimento de vida. 

Escuchen la Palabra del Señor y pónganla en práctica, haciendo obras de misericordia, haciéndose últimos, para que Cristo, en el necesitado, sea primero.

Acojan a cada uno, como si fuera un niño, y enséñenles. El maestro sirve al discípulo porque esa es su misión, para que el discípulo aprenda bien la lección, y aplique la Palabra de Dios a su vida, haciéndose para el mundo también ejemplo, servidor y último, para que pueda también cada uno de ellos llegar a ser primero en el Reino de los Cielos.

Acudan a mi auxilio, yo soy la maestra del Hijo de Dios, la que haciéndose sierva y esclava del Señor, se hizo última para acoger en su seno al Niño, que siendo el primero se hizo el último; que siendo Dios se hizo hombre; que, por hacerse último, no deja de ser el primero, y por hacerse hombre no deja de ser Dios, pero que se ha entregado en las manos de los hombres para que los hombres puedan llegar a Dios. Él los enseña a hacerse últimos, para ser los primeros en presencia del Señor, porque los ama».