05/02/2025

MCM Mc 14, 12-16.22-26

CREER Y ADORAR LA EUCARISTÍA

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre

(Fuente: Espada de Dos Filos VI, n. 42)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO

Evangelio según san Marcos: 14, 12-16. 22-26

Esto es mi cuerpo. Esta es mi sangre.

 

«Hijos míos: yo fui la primera adoradora del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Yo fui la primera en recibir la Eucaristía, y la primera en proclamar este misterio de fe. Porque fue engendrado en mi vientre virgen, y yo misma lo vi nacer. Y lo deseé, y lo amé, y lo recibí, y lo adoré, desde que me fue anunciado.

Por la fe sabrán que Él vive en ustedes y ustedes en Él, y que su presencia en la Eucaristía es presencia viva, es Carne, es Sangre, es Alma y Divinidad. Es verdadera comida y verdadera bebida, para la vida eterna.

Todo el que crea en que Jesucristo es el único Hijo de Dios, no morirá, sino que tendrá vida eterna. Por tanto, el que crea en Jesucristo, debe creer también en la Eucaristía, que es su presencia real, substancial y viva. Es don, es gratuidad, es comunión, es alimento, es deidad, es ofrenda, es perdón, es bebida de salvación, es el Cuerpo, es la Sangre, es la humanidad y es la divinidad de Cristo.

Esa es la verdad revelada al mundo, por la misericordia del Hijo de Dios hecho hombre, crucificado, muerto, y resucitado, transformado en la única ofrenda, y sacrificio agradable al Padre.

La Eucaristía es el misterio de la fe de ustedes. Crean, hijos míos, porque hasta los demonios creen, y tiemblan. Crean. Y si no creyeran, aun así, pidan fe, humillen sus corazones, y pidan perdón. Conserven la esperanza y manifiéstenle su amor al Hijo de Dios, arrodillándose al pronunciar su Nombre, acudiendo al Sagrario con la disposición de, al menos, creer que Él les dará la fe que les falta. Entonces abrirá sus oídos para oír, y sus ojos para ver.

Adoren a Jesús en la Eucaristía, y vivan en la alegría de la presencia del Señor resucitado, que está viva en su Palabra y en la Eucaristía, que es verdadera comida y verdadera bebida de salvación, y es misericordia para la vida del mundo, por la que ustedes permanecen en Él y Él en ustedes, en un solo cuerpo y en un mismo espíritu: en el Cuerpo y la Sangre de Cristo».