03/02/2025

MCM Mc 2, 13-17

ESCUCHAR A JESÚS PARA CONVERTIRNOS

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre

(Fuente: Espada de Dos Filos III, n. 6)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

Evangelio según san Marcos: 2, 13-17

No he venido para llamar a los justos, sino a los pecadores.

 

«Hijos míos: yo soy la Madre de Dios, y por Él, que es Dios Hijo, y está sentado en el trono a la derecha de Dios Padre, soy Reina del Cielo y de la tierra. Yo doy auxilio a ustedes, mis hijos, para que cumplan su voluntad, para que no se pierdan, para que sepan escuchar. Y el llamado es todos los días. 

Yo quiero la conversión de cada uno de ustedes. Conversión todos los días, para que estén dispuestos a escuchar el llamado entre el ruido del mundo, para seguir a Jesús, para seguir sus huellas para anunciar que el Reino de los Cielos ya está aquí, en cada uno, para que construyan entre todos un solo Reino, un solo pueblo Santo, una sola Iglesia.

La misión de Jesús es salvar a los hombres, salvar a los pecadores. Por eso Él no ha venido para llamar a los justos, sino a los pecadores. Y el que diga que no comete pecado, ya lo comete, porque ese es un mentiroso. Él busca al pecador para alimentarlo y fortalecerlo, para que se arrepienta y pida perdón, y entonces sea convertido por el sacramento de la reconciliación, que administra el sacerdote, pero que es Cristo quien perdona, quien redime, quien absuelve y quien salva. 

Escuchen su voz y síganlo. Y si en el camino se pierden, si tropiezan y se caen, levántense arrepentidos, pidan perdón y síganlo, porque es a ustedes, pecadores, a quienes Él busca, a quienes Él llama, porque a eso ha venido.

Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres, el único redentor que reconcilia a la creatura con su Creador. El que quiera ser encontrado por su Señor, que se humille a sí mismo y se reconozca pecador, porque es a los pecadores a quienes Él busca para encontrarlos, para perdonarlos, para salvarlos, constantemente. Déjense encontrar. Es a través de la Palabra que el Señor los llama. Es Palabra viva, que es como espada de dos filos, que penetra hasta lo más profundo del alma y transforma los corazones.

Acudan, hijos míos, a mi auxilio, para que, a través de mi Inmaculado Corazón, por el que escuché y dije sí, la Palabra, que se hizo carne y habitó entre nosotros, sea escuchada, para el bien de sus almas».