04/02/2025

MCM Mc 7, 24-30

PEDIR CON FE Y CONFIANZA

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre 

(Fuente: Espada de Dos Filos III, n. 40)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

Evangelio según san Marcos: 7, 24-30 

Los perritos, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.

 

«Hijos míos: no son sus propias fuerzas las que los sostienen. Es la gracia de Dios que no los abandona, que los protege y abre sus ojos para que puedan ver cuando desvían el camino. Ni siquiera eso pueden hacer ustedes solos. Abandónense en las manos de quien les da la fuerza y los sostiene: las manos de Cristo.

Pidan, acepten, reciban y agradezcan las gracias que yo tengo para ustedes, para que reconozcan en su debilidad la necesidad del poder del Hijo de Dios; para que se humillen ante Él y lo reconozcan como el único camino y la única verdad; para que, al humillarse, renuncien a todo lo que los debilita y pidan fe, y en esa fe caminen al encuentro de Cristo, para que se llenen de Él y de su poder, para que ganen todas las batallas y descubran en las armas de la fe, la esperanza y la caridad, el tesoro de la victoria. Pero de estas tres la más grande es el amor. El arma que vence es el amor. 

Pidan estos dones para ustedes, pero pidan más la gracia de humillar sus corazones, para que permanezcan en el amor, porque todo lo pueden en Cristo que les da la fuerza.

Pidan con generosidad, para que el Señor les dé a manos llenas, porque Él no se deja ganar en generosidad.

Pídanle, y les dará más de lo que ustedes le pidan si piden con fe, porque pedir con fe es una alabanza, es reconocerse pequeños ante Dios, reconocerse impotentes ante la Omnipotencia.

Pidan, y dispónganse a recibir. Pero aprendan a pedir: pidan cosas buenas que los hagan crecer en estatura, en sabiduría y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Pidan para ustedes, reconociéndose necesitados, esperando recibir, con confianza, con firmeza, sin vacilar, convencidos de que Dios los escucha, y todo lo que le pidan se los dará, porque Él es Padre, es infinitamente bueno, y ustedes son hijos.

Pidan con fe, pidan con insistencia y con esperanza, y confíen en la bondad, en la misericordia y en el poder de Cristo».