05/02/2025

MCM Mc 12, 38-44

DARLO TODO A DIOS

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre

(Fuente: Espada de Dos Filos III, n. 78)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

Evangelio según san Marcos: 12, 38-44

Esa pobre viuda ha echado en la alcancía más que todos.

 

«Hijos míos: Jesús, siendo rico, se ha hecho pobre, para entregarles su riqueza. Él ha dado todo, hasta la vida, amándolos hasta el extremo, para hacerlos suyos. Era necesario que mi Hijo fuera crucificado, para recuperarlos a todos. Es necesario que ustedes, mis hijos, sufran conmigo, y que en este sufrimiento se entreguen por completo, para corresponder al amor, para reparar las heridas de su Sagrado Corazón, que se compadece y nunca los abandona, que se entrega por completo, y en la entrega de ustedes los consuela. 

Reciban en sus sufrimientos al Espíritu Consolador, y retornen el amor, para reparar las heridas causadas por los pecados cometidos por ustedes, y por el mundo entero. Y en medio del dolor les invadirá una profunda paz, que les permitirá sentir y sufrir y llorar, pero también permanecer de pie, y contemplar y acompañar al crucificado, que fue elevado y expuesto al mundo por sus pecados, en la pobreza, desnudo, sin nada y, aun así, entregando todo lo que le quedaba para vivir: su sangre, hasta la última gota. 

Jesús se admira de la generosidad y de la humildad de los pobres, y de la avaricia y el egoísmo de los ricos. Él ve las obras, pero habla de los corazones, de la pobreza de espíritu y de la riqueza mundana, causada por las tentaciones, que lleva a dejar morir el alma por vivir en medio de ostentaciones.

Acudan a la oración sincera. Esa que se siente desde el corazón, y descubran qué es lo que les falta entregar a Dios, qué tienen guardado, qué es lo que los tiene atados, lo que no han soltado. Eso que ustedes sienten que necesitan para vivir, dénselo, y entonces serán plenamente felices, vaciándose del mundo y llenándose de Dios, no dando lo que les sobra, sino dando con humildad y generosidad el amor de sus corazones, que es todo lo que tienen para vivir».