ILUMINAR EL MUNDO COMO PRECURSORES DE LA LUZ
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos I, n. 24)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Lucas: 1, 5-25
Esto es obra del Señor.
«Hijos míos: rectos son los caminos del Señor, perfectos son sus designios. Alabado sea Dios por todos los siglos. Pero los hombres han desviado el camino. Rectifiquen y enderecen los caminos, y vuelvan al único y verdadero camino, que es Cristo.
Si ustedes creyeran y entendieran bien esta verdad, caminarían en santidad. Pero algunos no creen, no confían. Es demasiado grande lo que Dios les da, que no lo asimilan, se pierden en su propia y miserable humanidad, cuando pierden de vista que en ustedes obra y vive la divinidad. Créanlo hijos, en ustedes está Cristo, está vivo.
Yo intercedo por ustedes, para que sea la cruz de la misericordia de mi Hijo la cruz que abracen todos ustedes, para que más almas estén dispuestas a recibir la misericordia que ha sido derramada en la cruz desde el Sagrado Corazón de Jesús.
Cada uno de ustedes ha sido elegido desde siempre y para siempre, para iluminar el mundo, como precursores de la Luz, que es Cristo, y que volverá con todo su poder. Porque cuando mi Hijo venga todos serán juzgados: los que quisieron y los que no quisieron, los que pidieron y los que no pidieron, los dispuestos y los no dispuestos, los que recibieron y los que no recibieron, los que dieron fruto y los que no dieron fruto.
Por su fe serán salvados, por sus obras serán juzgados, y por sus frutos los reconocerán. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos recibirán misericordia.
Permanezcan en la virtud, para que su pureza transmita la luz; para que sus obras transmitan la misericordia; para que su fe transmita la vida nueva para el mundo, y todos reciban las gracias para participar de la vida eterna.
Ustedes son lámparas de luz en la oscuridad, son el mar de misericordia en la aridez del mundo, son instrumentos de gracia para la salvación de las almas. Reciban la misericordia de lo alto, para derramarla al mundo, para que dé fruto para la gloria del Padre que está en lo alto.
Acompáñenme al pie de la Cruz, y permanezcan en oración, para que pidan y reciban las gracias para cumplir cada uno con la misión a la que fue enviado, desde el centro de esta cruz, desde el Sagrado Corazón de Jesús».