01/02/2025

MCM Lc 21, 1-4

ENTREGARSE CON SANTO ABANDONO

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre

(Fuente: Espada de Dos Filos V, n. 92)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

Evangelio según san Lucas: 21, 1-4

Vio a una viuda pobre que echaba dos moneditas.

              

«Hijos míos: Abandonarse totalmente en Dios significa darle todo, absolutamente todo, sabiendo que todo es de Dios. Abandonar sus deseos, sus ilusiones, su querer, sus inquietudes y sus miedos, sus obras y su fe, sus limitaciones y sus dones, sus frutos y sus carismas, su esperanza y su amor. Entregarle todo, hasta que no quede nada, tan solo un soplo de vida. También eso entréguenselo.

El santo abandono significa la confianza en la filiación divina, en la seguridad de que Dios es Padre y es Madre, es Todopoderoso, es Amor, Bondad infinita, Misericordia y Justicia, Dueño y Señor de todo lo creado, Majestad ante quien todos los hombres en su presencia deberían permanecer postrados, y entender que todo lo que tienen, mucho o poco, todo viene de Él. Magnánime es su poder. Dios es el Bien.

Jesús se admira de la generosidad y de la humildad de los pobres, y de la avaricia y el egoísmo de los ricos. Él ve las obras, pero habla de los corazones, de la pobreza de espíritu y de la riqueza mundana, causada por las tentaciones, que lleva a dejar morir el alma, por vivir en medio de ostentaciones. Humildad y generosidad, eso es lo que Jesús les pide.

Acudan a la oración sincera, y descubran qué es lo que les falta entregar a Dios, qué tienen guardado, qué es lo que los tiene atados, lo que no han soltado, eso que sienten que necesitan para vivir, y dénselo. Extiendan sus brazos y abran sus corazones vacíos, para que reciban todas las gracias que Él tiene para ustedes. Se sorprenderán, porque verán que Dios no se deja ganar en generosidad.

Yo ruego por ustedes, para que renuncien a sí mismos, para que se entreguen totalmente a Dios, y no sean como los hipócritas, que dan lo que les sobra, sino que le den a su Señor el amor de su corazón, que es todo lo que tienen para vivir».