01/02/2025

MCM Lc 24, 35-48

RECIBIR LA PAZ DE CRISTO RESUCITADO

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre

(Fuente: Espada de Dos Filos II, n. 51)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

Evangelio según san Lucas: 24, 35-48 

”La paz esté con ustedes”.

 

«Hijos míos: Jesús les dice: ‘la paz esté con ustedes’, presentándose en medio de los hombres como Dios y como hombre, en Cuerpo, en Sangre, en Alma y en Divinidad, en presencia viva, al partir el pan, en Eucaristía. Él es la paz, y Él es el mismo ayer, hoy y siempre.

El Señor ha venido a traerles la paz, abriéndoles los ojos, para que lo vean; y el entendimiento, para que crean en las Escrituras, y en que se cumplirá hasta la última letra, porque Él es la Palabra encarnada en un hombre de carne y hueso.

Él es el Verbo hecho carne, que habitó entre los hombres, y que fue crucificado, muerto y sepultado, y que resucitó de entre los muertos al tercer día, para que se cumpliera lo que está escrito de Él en las Escrituras, que dicen que el Mesías tenía que padecer, morir y resucitar de entre los muertos al tercer día.

Él es el Mesías, el Cristo, el Hijo único de Dios, que ha venido al mundo a morir para el perdón de los pecados, porque Él es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. 

Él resucitó, y vive en cada uno de ustedes.

Jesús se presenta en medio de los hombres, como hombre de carne y hueso, que revela al mundo su divinidad, para que el mundo crea que Él es el Hijo único de Dios, que ha traído la paz al mundo a través de la redención, pero que es necesario que cada uno se acerque a pedir perdón, y reciba la absolución en el sacramento de la reconciliación.

Él se queda en presencia viva en la Eucaristía, para que, al partir el pan, se abran los ojos de los hombres y lo reconozcan, y para que, al recibir el perdón y la Sagrada Comunión, la paz de Dios reine en cada corazón, y sea extendida en cada casa, en cada familia, en toda la tierra.

Permanezcan en comunión conmigo, unidos al Sagrado Corazón de Jesús, cumpliendo los mandamientos y entregando su voluntad a Dios, viviendo en la fe, en la esperanza y en el amor, para que permanezcan en Cristo, y su paz en ustedes».