28/01/2025

MCM Lc 5, 17-26

CREER EN LOS MILAGROS

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre

(Fuente: Espada de Dos Filos I, n. 9)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

Evangelio según san Lucas: 5, 17-26

Hoy hemos visto maravillas.

 

«Hijos míos: reciban la paz de Dios y llévenla al mundo por medio de su misericordia. Porque toda misericordia viene de Dios, derramada en la cruz desde siempre y para siempre, para llevar a los hombres a Dios. La misericordia de Dios se derrama en la cruz del Hijo, como la muestra más grande de amor de Dios por los hombres, porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su único hijo para que todo el que crea en Él no muera, sino que tenga vida eterna. 

El Señor ha obrado milagros para que el mundo crea, y lo sigue haciendo, para que conste que Él está vivo, y habita entre los hombres. Los sacerdotes obran cada día ante sus ojos un milagro patente, transformando un trozo de pan y un poco de vino, fruto del trabajo de los hombres, en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, en su alma, en su divinidad, que es don, alimento, comunión, gratuidad, ofrenda y vida, elevada en el altar: la presencia de Dios en la Eucaristía.

¡Cristo vive!, y si al mundo le falta fe, que crean al menos por sus obras. Confíen en Él, teniendo visión sobrenatural, caminando con los pies en la tierra, pero con el corazón en el cielo, alimentando su fe con su Palabra, en la oración, abriendo sus corazones, reconociendo que ustedes solos no pueden nada, pero que el Señor los fortalece y su gracia les basta. Demuestren su fe, y hagan lo que Él les dice, pidiéndole en su Nombre, confiando en que les dará todo lo que le pidan, para que el Padre sea glorificado en el Hijo, a través de ustedes y de su fe puesta en obras.

Crean, hijos, en el Evangelio, y en que cada palabra es misericordia derramada que alimenta y fortalece. Crean en la Eucaristía, en que cada partícula de pan y cada gota de vino, es el Cuerpo y la Sangre viva de Cristo, muerto, resucitado y glorioso, que se derrama en misericordia para perdonar y purificar a los hombres, para atraer a los hombres a Dios. Reparen su Sagrado Corazón con sus obras de amor, y confíen en que Él les ha dado el poder, la gracia y el don para que no sean incrédulos, sino creyentes.

Yo intercedo por ustedes, para que crean en Cristo, confíen en Cristo y amen a Cristo, porque el creer está en la fe, el confiar en la esperanza, y el amar en la caridad».