LLEVAR LA CRUZ CON ALEGRÍA
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos IV, n. 96)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Lucas: 6, 20-26
Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque al fin reirán.
«Hijos míos: ¡dichosos ustedes, que han creído!, y han demostrado su fidelidad y su lealtad a Cristo, soportando con paciencia, alabándolo y adorándolo, también en medio de la tormenta, de la tribulación, de la inclemencia, de la persecución, de las injurias, y de los falsos testimonios y mentiras levantados en su contra, ofreciendo todo por amor de Dios, para su gloria, acumulando tesoros en el Cielo y poniendo ahí su corazón.
Sigan caminando y no se detengan. ¡Lleven con alegría la tribulación!, sabiendo que no están solos, con ustedes estoy. Por tanto, ¡ningún día sin cruz con alegría!, porque están sirviendo a su Señor. Perfeccionen la virtud de la fe, de la esperanza y de la caridad, poniendo buena cara ante la tempestad, confiando en que todo pasa, solo Dios permanece y solo Dios basta.
Que su cruz sea pesada, llena de obras de amor, de virtudes, de tentación dominada, de pasión vencida, de arrepentimiento, de reparación, para que esté limpia, sin mancha de pecado. Llévenla con alegría, porque es ofrenda, es prueba de amor, es disposición de entrega, es motivo de alabanza.
Que no les aflija y no les preocupe cosa alguna. Yo estoy aquí para consolarlos, para auxiliarlos, para protegerlos, para ayudarlos, para consentirlos, para cuidarlos, para acompañarlos, para abrazarlos, para mostrarles que soy su Madre, y los amo».