RECONOCER A CRISTO EN LOS SACERDOTES
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos IV, n. 95)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Lucas: 6, 12-19
Pasó la noche en oración y eligió a doce discípulos, a los que llamó apóstoles.
«Hijos míos: Jesús eligió a sus apóstoles, y los hizo sacerdotes. Él elige a cada uno, y lo llama por su nombre. Crean que ellos son Cristo en el altar y en todo lugar, y tienen el poder de salvar al mundo con la fuerza sanadora que sale de Él.
Pero cuando el enfermo es el sacerdote, porque ha cometido pecado; cuando su fe y su ánimo se han debilitado; cuando se dejan vencer por la tentación y no piden perdón; se alejan de la gracia que les da la fuerza, se alejan del corazón de Dios, y algunos mueren sumidos en la vergüenza, lejos de la amistad de su Señor.
Son estrellas de mi corona que han apagado su luz. Sufre mi corazón, porque aun sin luz siguen siendo hijos predilectos amadísimos de mi corazón. Yo les pido a ustedes que oren por ellos, para que sean fortalecidos en la fe y en el amor, y sean hombres íntegros, virtuosos y santos.
Ustedes también han sido elegidos. Agradezcan y confíen en el llamado del Señor, niéguense a ustedes mismos, tomen su cruz y síganlo. Él los llama como a muchos, y los elige como a pocos. Les da la libertad para seguirlo, o para abandonarlo. Pidan la fortaleza de voluntad para utilizar bien la libertad, y entréguenle su voluntad. Adoren al Señor, y nunca lo traicionen. Permanezcan en su amistad, porque para eso les ha dado la libertad: para elegir siempre el bien por encima del mal. Y les ha dado la gracia de discernir cuál es su voluntad, para obrar el bien y rechazar el mal.
Pero si un día se equivocan, y caen en la tentación, si deciden usar su libertad a traición, arrepiéntanse, confiesen sus pecados, y pidan perdón, acudiendo a un sacerdote, a quien le ha sido dado el don de ser Cordero y ser Pastor, para perdonar los pecados del mundo, porque ha sido elegido entre los doce, para construir la Iglesia de Cristo, para conformar el cuerpo del cual Él es cabeza, y participar en el misterio de la salvación, porque configurado está con Él, y juntos son una sola cosa. El que perdona, que redime, que santifica, que salva, que alimenta con su Pan y con su Palabra, y hace efectiva la gracia a través de los sacramentos».