ANUNCIAR EL EVANGELIO Y LLEVAR LA PAZ
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos VII, n. 36)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
FIESTA DE SAN LUCAS EVANGELISTA
Evangelio según san Lucas: 10, 1-12
Rueguen al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos.
«Hijos míos: con lágrimas suplicantes los llamo, y con poder de Madre los mando: sean obedientes, como niños, y acudan con prontitud a mi llamado, para que construyan el Reino de los Cielos en la tierra.
Pidan la salvación de todos mis hijos.
Pidan al Padre cosas buenas, con insistencia y con confianza, porque está escrito que el Padre que está en los Cielos dará cosas buenas a los que se las pidan.
Oren al Padre para que envíe más obreros a su mies.
Oren para que los obreros que Dios envía nazcan a la luz y sean portadores de luz, a través de la Palabra y, anunciando el Reino de los Cielos, sean mensajeros de amor, portadores de paz y misioneros de misericordia.
Ustedes, los que tienen fe, han sido elegidos y han sido enviados a anunciar el Evangelio, como corderos en medio de lobos. Pero no los han enviado solos, Jesús está con ustedes todos los días, y les ha enviado al Espíritu Santo con sus dones, frutos, y carismas, para que nada les falte.
A ustedes se les dio poder gratuito para que vayan por el mundo a proclamar la Buena Nueva del Reino de los Cielos, y han sido enviados sin pertenencias a llevar la paz al mundo, porque la gracia de Dios les basta.
A ustedes les ha sido dado el poder de conquistar los corazones del pueblo de Dios.
Ustedes son los que preparan los caminos de paz, para que, cuando Cristo vuelva, encuentre a su pueblo reunido en una sola fe.
Yo sufro por los que no los escucharán y por los que no los recibirán, porque ustedes al que llevan y al que entregan es al Hijo de Dios, y el castigo será riguroso para el que, siendo llamado con insistencia, aun así, no le abra la puerta.
No se cansen de llamar, no se cansen de insistir y, ante la ingratitud de algunos, vean la generosidad de otros, y sean siempre buenos y misericordiosos».