CREER EN LOS PROFETAS
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos V, n. 43)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Lucas: 11, 47-54
Les pedirán cuentas de la sangre de los profetas, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías.
«Hijos míos: ya no ofendan más a Dios, que ya está muy ofendido. Todo ha sido hecho por Él. Todo lo ha soportado Él. Todo lo ha renovado Él.
Acepten ser salvados, ser amados, ser hijos de Dios, ser parte del cuerpo de Cristo.
Arrepiéntanse de sus pecados, de haber ofendido a Dios, y acepten la gracia y la misericordia que por su sangre ha sido derramada en la cruz, porque son pecadores, pero Él los ha redimido.
Crean en el Evangelio, que es la Palabra de Dios; en Jesucristo, que es el único Hijo de Dios. Crean en el amor y en la vida eterna, para que permanezcan sólidos y firmes en la fe.
¡Ay de ustedes, que no saben ver las señales y no creen en los profetas! A los profetas los han perseguido y los han matado, porque predican la verdad. La llave de la sabiduría es la Palabra, que es viva y eficaz, es el Verbo encarnado, que es la Misericordia misma.
¡Ay de aquellos que no se arrepientan y no crean en el Evangelio!, porque será cumplida hasta la última letra.
Recen el Rosario y pidan perdón en cada cuenta, reparando el desamor; y adoren la Sagrada Eucaristía, porque queda poco tiempo.
Yo espero con paciencia a muchos de mis hijos que están dormidos.
¡Despierten! Porque hay un paraíso, pero también hay un castigo de fuego eterno, a donde yo no puedo llegar. La misericordia es ahora, ¡acéptenla!».