08/02/2025

MCM Lc 19, 41-44

APROVECHAR LA OPORTUNIDAD QUE DIOS NOS DA

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre

(Fuente: Espada de Dos Filos V, n. 88)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

Evangelio según san Lucas: 19, 41-44

Jesús estuvo cerca de Jerusalén y contempló la cuidad. Lloró por ella.

               

«Hijos míos: mi Inmaculado Corazón sufre, traspasado de dolor, por la ingratitud y la incredulidad de los hombres, por el desprecio y la indiferencia a la Sagrada Eucaristía. Mi corazón se llena de angustia, y mis ojos de lágrimas, al verlos a algunos de ustedes rodeados por sus enemigos, atrincherados, atacados y vencidos, porque están atribulados, confundidos, equivocados, mal heridos, débiles, resignados, tibios y ciegos. Pero, además, son tercos y necios, y no se dejan ayudar, porque viven el vacío del destierro de Jesús de sus almas, que ustedes mismos han provocado por el pecado.

Cristo llora por ustedes, porque los ama, y los ha visto caer tantas veces, y Él estaba ahí, para levantarlos. Pero ustedes, con su soberbia, no aprovechaban la oportunidad que Dios les daba, porque tenían la vista cegada y el alma insensible, como anestesiada y rodeada por las tentaciones del enemigo, que los conduce a la destrucción y a la muerte.

Yo los busco con insistencia, y no descansaré hasta encontrarlos, porque una madre no puede olvidarse de los hijos de sus entrañas; y, aunque se olvidara, yo no me olvidaré. Yo soy Madre de la Santa Iglesia, Madre de la familia, Madre de Dios. Mi Hijo Jesucristo es la misericordia de Dios que, por su brazo, reúne a los dispersos en una sola familia, en un solo pueblo. Él es quien hace nuevas todas las cosas, el que reconstruye, el que salva, el que da vida, el que conduce a la paz.

Yo quiero reunir a todos los hombres de buena voluntad en un solo pueblo, en una sola familia, la gran Ciudad Santa de Dios».