PERSEVERAR EN EL “SÍ”
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos I, n. 25)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Lucas: 1, 26-38
Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho
«Hijos míos: el tesoro más preciado de mi corazón es causa de la alegría de Dios: es un sí total de mi voluntad a la suya, es la humillación de su esclava aceptando que se haga en mí lo que Él, por boca del ángel que ha enviado, me ha dicho. Es el sí al amor, en la confianza, en la fidelidad, creyéndolo todo, porque creo en Dios, en su bondad, en su omnipotencia, en su Palabra, en que Él es la única verdad.
Y dije sí, porque Dios me dio libertad para decidir amarlo, y aceptar o no el amor, por mi propia voluntad.
Y concebí por obra y gracia del Espíritu Santo, y en mi vientre brilló la luz, y mi vida fue un constante sí, en el que entregaba en cada sí mi voluntad a Dios.
Y dije sí al amor, en el servicio, en la entrega de este amor. Y de ese sí nació el fruto bendito de mi vientre, aceptando la voluntad de Dios, sin entenderlo todo, pero confiando en su misericordia, con fe, con esperanza, con amor.
Permanezcan conmigo en un constante sí al amor, entregando su vida, para que sean partícipes de este misterio que es fruto del amor y de la misericordia de Dios en la cruz, el misterio de mi maternidad, por la que dije sí al amor, haciéndome madre de tantos hijos como estrellas hay en el cielo.
Acompáñenme y permanezcan en un constante sí al amor, en oración, en expiación y en obras, entregando su voluntad a Dios, uniendo su sí al mío, recibiendo en ese sí, por el anuncio del ángel, la gratuidad, la presencia viva, el alimento, el don, la comunión, el sacrificio, la ofrenda, que es Cristo vivo, que es Eucaristía, para que lleven dentro la luz, para que sean divinizados en Cristo y sean ustedes luz para el mundo.
Permanezcan conmigo en la humildad, y yo les daré la gracia, para que puedan decir “sí” –por su propia y completa voluntad–, “aquí estoy Señor, hágase en mí según tu Palabra”, y la gracia de la perseverancia en el sí, para que escuchen y hagan siempre lo que Él les diga. ¡FIAT!»