BRILLAR PARA ILUMINAR EL MUNDO
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos I, n. 35)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Lucas: 2, 22-35
Cristo es la luz que alumbra a las naciones.
«Hijos míos: Jesús es signo de contradicción para los que son del mundo, porque Él no es del mundo. Él es la luz que ilumina la oscuridad del mundo.
Consagración es entrega total a Dios, para ser todo suyo en el querer y en el obrar; es renunciar al mundo para unir la vida a Cristo en su Resurrección; es promesa de fidelidad; es la entrega completa del alma a la voluntad de Dios, mutua donación, entrega recíproca, que es una revelación del alma, que busca, que encuentra, y que ama, por la que te haces ofrenda viva unida a la Eucaristía, para ser uno, perfectamente uno, como el Padre y Él son uno.
Entreguen su vida, para que la recuperen de nuevo en la resurrección de mi Hijo, consagrándose a Jesús a través de mi Inmaculado Corazón, y aumente así su devoción a la Sagrada Eucaristía, que es Dios vivo, Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, presencia, gratuidad y alimento de vida, don, ofrenda y comunión en unidad con el pueblo santo de Dios.
Conságrense con verdadera devoción al Cuerpo y a la Sangre de mi Hijo, en cada alabanza y en cada adoración a la Eucaristía. Yo los recibo en mis brazos para que sean cuidados, protegidos, custodiados, amados, acompañados; para que perseveren en la alegría de servir a Cristo, y su luz encienda sus corazones y brille a través de ustedes para el mundo.
Descubran el brillo de sus almas, y colóquenlo en el candelero, para que iluminen el camino de los hombres en medio de las tinieblas del mundo, para que, conmigo, sean faro que lleve la barca a puerto seguro».