MANIFESTAR EL AMOR A TRAVÉS DEL SERVICIO
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos I, n. 36)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Lucas: 2, 36-40
Ana hablaba del niño a los que aguardaban la liberación de Israel.
«Hijos míos: Dios es amor. Y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. El amor es la Palabra, el amor es la Eucaristía, el amor es la Verdad, el Camino y la Luz para el mundo. El amor es comprensivo y misericordioso. El amor siempre perdona y luego olvida.
Contemplen, hijos, el amor. El tesoro más grande de mi corazón es la Eucaristía, que es la manifestación más grande de amor de Dios a los hombres, a través de la resurrección del Hijo, que, a pesar de todo, perdona y regresa, se hace presente, se hace visible, para entregarse al hombre cada vez y para siempre, para hacerse suyo, para que lo hagan suyo, para recuperarlos.
Es la donación total: encarnación, pasión, muerte y resurrección del Hijo de Dios, por la que se hace presente al hombre en cuerpo, en alma, en divinidad, amando con todo su corazón, con todo su ser, con todas sus fuerzas, hasta el extremo. Manifestación del amor del Hijo al Padre, cumpliendo la ley de Dios, amando a Dios por sobre todas las cosas y a los hombres con el amor de Dios.
Él vino a dar plenitud a la ley, y a pedirles que cumplan la ley dando el ejemplo. Es la Sagrada Familia ejemplo del amor trinitario. El padre que se entrega, por amor a la madre, a través del servicio al hijo, y por amor al hijo, a través del servicio a la madre. La madre que se entrega, por amor al padre, a través del servicio al hijo, y por amor al hijo, a través del servicio al padre. El hijo que se entrega, por amor, como unión, sirviendo al padre y a la madre. Unión trinitaria de amor a Dios, a través del servicio al prójimo.
Cualquier momento y cualquier pretexto es bueno para actuar manifestando el amor de Dios, porque todos los días son días del Señor, y el Señor es bondad y es misericordia.
Entréguense en unión trinitaria, amando al Señor su Dios con todo su corazón, con toda su alma, con todas sus fuerzas; amando como Cristo los ama, cumpliendo los mandamientos de la ley de Dios, permaneciendo conmigo en la fe, en la esperanza y en el amor, en oración y adoración continua a la Sagrada Eucaristía».