AMAR A LOS ENEMIGOS PARA SER PERFECTOS
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos IV, n. 97)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Lucas: 6, 27-38
Traten a los demás como quieran que los traten a ustedes.
«Hijos míos: amen, porque la perfección del hombre es el amor. Vivan la perfección de ustedes mismos, transformando sus obras en amor. Caminen el camino, siguiendo a aquel que es el amor, el camino, la vida. Conozcan la verdad. La verdad es el amor.
Amen a los demás. A los que los aman y a los que no los aman; a los que los aprecian y a los que los desprecian; a los que los respetan y a los que los difaman y los humillan, los persiguen, los calumnian y los engañan. Manifiesten su amor alcanzado en Cristo, y perfecciónense a través de obras de misericordia. Amar es ver en cada persona a la persona de Cristo, y obrar la caridad con obras de misericordia.
Pero ¡qué difícil es amar a aquellos que no te aman, a aquellos que te desprecian, a aquellos que te difaman, a aquellos que te ponen obstáculos para que cumplas la voluntad de Dios!
¡Qué difícil es amar a un enemigo, hacerle el bien, incluso ayudarle, tener caridad con él cuando tiene necesidad, y especialmente cuando ofende a los que tú amas. Ver a Cristo en él, ¡qué difícil es! Pero, teniendo a Cristo como Maestro, hasta lo más difícil se aprende: dejar que Dios ame a través de ti. Esta es el arma más poderosa que hay para vencer. Nada haces tú, tan solo confiar y obedecer, todo lo hace Él. Es así como conseguirán ser perfectos.
Yo les doy este tesoro: el perdón de mi corazón, para que perdonen de corazón a sus hermanos, para que así sus pecados también les sean perdonados, viviendo y obrando en santidad, con la gracia que Dios da a los que lo sirven y lo aman, sirviendo y amando a sus hermanos. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos.
Aprendan de Jesús a perdonar, porque es manso y humilde de corazón; y pidan perdón por todos los que los ofenden. Yo les aseguro que sus buenas obras serán descanso para sus fatigas, y encontrarán descanso para sus almas, reparando, con sus obras extraordinarias de amor, su Sagrado Corazón».