29/01/2025

MCM Lc 11, 1-4

APRENDER A ORAR

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre

(Fuente: Espada de Dos Filos V, n. 33)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

Evangelio según san Lucas: 11, 1-4

Señor, enséñanos a orar.

    

«Hijos míos: la perfecta oración es la que proviene de un corazón con pureza de intención.

Jesús enseñó a alabar y a adorar a Dios haciendo una perfecta oración, que no sean palabrerías, sino entrega de vida; que no sea cumplimiento del deber, sino entrega de amor; no de un momento, sino constante ofrecimiento; reconociéndose hijos, reconociéndolo Padre; santificando su nombre; amándolo por sobre todas las cosas; participando con Cristo en la construcción de su Reino; pidiendo y esperando su divina providencia; aceptando que se haga su voluntad en la tierra como en el cielo; pidiendo el alimento que es pan vivo bajado del Cielo para la vida eterna; reconociéndose pecadores arrepentidos y dispuestos a perdonar al prójimo, porque lo aman como a ustedes mismos; pidiendo la gracia para no caer en la tentación; invocando su nombre y su protección, para que los libre del mal que los destruye y los conduce a la muerte.

Jesús enseñó a orar con perfección, como Él, pidiendo al Padre con humildad y devoción, con insistencia y con todas sus fuerzas, con toda su alma, con toda su mente y con todo su corazón, dispuestos a recibir su misericordia, no porque ustedes merezcan, sino porque Él ha conseguido para ustedes, con su amor, la Divina Filiación, que les merece la heredad como hijos de Dios. Y esa es la verdad revelada en la perfecta oración.

Oren al Padre con todo su corazón, recen el Santo Rosario, y yo les daré una lluvia de gracias en abundancia para ustedes y para el mundo entero».