SALVAR LA VIDA
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos V, n. 80)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Lucas: 17, 26-37
Habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra abandonada.
«Hijos míos: nadie sabe ni el día ni la hora, pero el Hijo del hombre vendrá a buscar lo que le pertenece. Muchas son las señales, pero los hombres no las ven, porque son señales hermosas que manifiestan el amor de Dios y su misericordia. Son las obras de Dios.
Pero los hombres esperan señales terribles para creer, para prepararse, para decidirse a cumplir los mandamientos de Dios, para arrepentirse, para pedir perdón. Eso no es vivir de acuerdo con el amor. Vivir de acuerdo con el amor es vivir de acuerdo con Cristo, en coherencia de vida, teniendo sus mismos sentimientos, haciendo sus obras, cumpliendo sus mandamientos, amando a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como Él los amó.
Mi Hijo vino a salvar a muchos, pero hay algunos que no quieren ser salvados, que no quieren ver, que no quieren oír, y no hay más ciego que el que no quiere ver y más sordo que el que no quiere oír.
Muchos son los llamados y pocos los elegidos. Los elegidos son los que corresponden al llamado y dicen sí. Pero deben perseverar y permanecer.
Cuando mi Hijo vuelva, serán tomados unos y dejados otros, aun de la misma familia, y muchos serán arrojados al fuego eterno, porque el que quiera salvar su vida la perderá, y el que quiera perder su vida por el Evangelio la salvará. Pero la salvación es individual. Es la unión de cada alma con su creador, y nadie sabe ni el día ni la hora».