ABRIR LOS OJOS A LA LUZ DE LA FE
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos V, n. 85)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Lucas: 18, 35-43
¿Qué quieres que haga por ti? —Señor, que vea.
«Hijos míos: les entrego la luz que llevo en mi vientre, que es la luz de mi Hijo Jesucristo, para que lo vean, para que le pidan y derrame sobre ustedes su Espíritu, para que crean en el Evangelio, para que reciban el amor y la misericordia de Dios.
Es de mi vientre de donde emana la Luz para el mundo, para que aumente en ustedes la fe, la esperanza y el amor. Yo soy la Perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive. Pero no soy yo, sino el Espíritu Santo que está conmigo quien otorga los dones y los aumenta, e infunde estas virtudes para que ustedes las practiquen y las perfeccionen. Yo quiero llevar la luz de mi vientre a los ciegos de corazón, los que viendo no ven, los que cierran sus ojos a la verdad y caminan a través de la oscuridad, para iluminar su camino con la luz de mi Hijo, para que vean.
¡Que vean, Señor, que vean! Yo pido para ustedes que sean abiertos sus ojos a la luz de la fe, para que la claridad de la luz de Cristo ilumine sus conciencias, y consiga para ustedes un verdadero arrepentimiento, para que confiesen sus pecados y sean perdonados, y entonces se abran los ojos de su alma, y verdaderamente vean, para que crean en su Señor sacramentado, que es el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad del único Hijo de Dios, que ha sido enviado al mundo para que todo el que crea en Él no muera, sino que tenga vida eterna».