22/01/2025

MCM Jn 3, 14-21

CREER EN EL MENSAJE DE LA CRUZ

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre 

(Fuente: Espada de Dos Filos II, n. 26)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

Evangelio según san Juan: 3, 14-21

Dios envió a su Hijo al mundo para que el mundo se salve por él

 

«Hijos míos: la cruz es una bendición para ustedes, para que crean en que Jesucristo es el único Hijo de Dios, que padeció y murió para destruir el pecado y la muerte de los hombres, y darles la vida eterna.

El mensaje de la cruz para los que se salvan es fuerza de Dios. Que sea la predicación de la cruz una alegría para ustedes, la buena nueva que lleven al mundo, mientras construyen el Reino de los Cielos en la tierra. Porque la cruz de Jesús no es una cruz de muerte, sino de vida; no es una cruz de tristeza, sino de alegría; no es una cruz de dolor, sino de amor. 

La cruz es el signo para los hombres de que tanto amó Dios al mundo, que envió a su Hijo único para que todo el que crea en Él no muera, sino que tenga vida eterna.

Signo de que Él se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz.

Signo del poder de Dios, que ha vencido a la muerte, porque no era posible que el creador de la vida permaneciera sometido bajo el poder de la muerte.

Signo con el que ustedes demuestran su amor a Dios, humillándose, como su Hijo se humilló; dando la vida por los demás, como la dio Él; uniendo sus sacrificios y sus ofrendas al único y eterno sacrificio agradable a Dios.

La cruz es el signo para el mundo de que el Hijo de Dios tenía que ser levantado de la tierra, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.

Exalten la cruz, y adórenla, porque es el signo de la unión de Dios con los hombres, a través de la crucifixión de Jesús, que entregó su carne para la vida del mundo.

Exalten la cruz, que es signo de triunfo, a través de la cual el Padre atrae a todos los hombres al Hijo, y los hace uno, para que el Hijo los lleve a Él.

Exalten la cruz, que es signo de la nueva alianza, por la que los hombres son unidos a Dios en filiación divina.

Exalten la cruz de Jesús, y confíen en su misericordia, por la que Él los resucitará en el último día.

Permanezcan conmigo en la confianza y en la fe. Tómense de mi mano y entren en comunión conmigo, participando con mi Hijo en su único y eterno sacrificio, como miembros de este cuerpo que es la Santa Iglesia, del que soy Madre, porque es el cuerpo de Cristo. Y ustedes, como miembros de este cuerpo, lleven la salud, por medio de la fe, la esperanza y la caridad, a los demás miembros. Permanezcan unidos a mi corazón y al corazón de la Santa Iglesia».