SACIAR LA SED DE CRISTO
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos II, n. 19)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Juan: 4, 5-42
Un manantial capaz de dar la vida eterna.
«Hijos míos: Mi Hijo Jesús es la fuente de agua viva, pero tiene sed. Denle de beber. Ustedes le dan de beber cuando le entregan sus almas llenas de vida, saciadas del agua viva que es Él. El que beba del agua que Él le dará, no tendrá sed nunca más, sino que el agua que Él le dará se convertirá en él en fuente de agua para la vida eterna. Pídanle que les dé de beber, pídanle que sacie su sed, y Él les dará agua viva, agua que es fuente de vida y bebida de salvación. Y luego lleven el agua que brota del manantial que habrá en ustedes al mundo que muere de sed, y dénles de beber. Pero beban ustedes primero, para que no desfallezcan en el camino.
Él es la fuente, y Él quiere darles de beber. Él es la Vida, y Él quiere darles vida. Él es la Verdad, y quiere darse a conocer saciando su sed. Él es el Camino, y quiere mostrarles el camino a la vida.
Coman del alimento que tiene el Señor, que es hacer la voluntad de Dios y llevar a término su obra, alimentando a su pueblo y dándole de beber, para que nunca tengan hambre y nunca tengan sed.
Su palabra es alimento de vida. Su sangre es Eucaristía y es bebida de salvación. Él tiene palabras de vida eterna. Él es el Santo de Dios.
Reflexionen y dense cuenta si se alimentan del alimento que se acaba o del alimento del Señor, que es alimento de vida eterna. Abran sus corazones para recibir la gracia y la misericordia de Dios, para que no mueran de sed mientras caminan en medio del mundo, en el desierto de la soberbia, de la iniquidad, de la maldad, de la indiferencia y de la tibieza.
Permanezcan atentos para que reconozcan a Jesús cuando los llama y les dice: “Yo Soy”, cuando a través del sacerdote les habla con su Palabra, y de sus manos se da como alimento de vida y bebida de salvación. Acudan a la fuente de vida que es Cuerpo, es Sangre, es Alma, es Divinidad, es Eucaristía.
Jesús tiene sed. Renueven sus almas, y denle de beber, porque Él no merece la amargura de la hiel, sino la dulzura de la miel.
Perseveren con esperanza, obedeciendo a la voluntad de Dios. Él se manifiesta en esa disposición: convirtiendo el agua en vino cuando hacen lo que Él les dice; multiplicando el pan y los peces, cuando hacen lo que Él les dice; llenando las redes hasta reventarlas, cuando hacen lo que Él les dice; aun en el cansancio, aun en la oscuridad, aun en el desierto, aun en la duda, aun en la tormenta, aun en la tribulación, aun en lo inconcebible, aun en lo irracional, confiando y haciendo lo que Él les dice, porque Dios todo lo puede, para Él no hay nada imposible, y el que vive en Él vive en la abundancia».