PERSEVERAR EN LA FIDELIDAD
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos II, n. 42)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
EVANGELIO DEL MARTES SANTO
Evangelio según san Juan: 13, 21-33. 36-38
No cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces.
«Hijos míos: contemplen a Jesús y admiren su majestad y su belleza, su determinación, y su obediencia en la entrega de su voluntad por amor al Padre. Él es Rey de reyes, pero su corona será desechada y cambiada por una corona de burla.
Contemplen sus manos y sus pies divinos, que serán atravesados por el dolor del pecado con enormes clavos, por los que unirá a los hombres en una cruz de madera inerte, para transformarla en árbol de vida. Es necesario que padezca todo esto para que se cumplan las Escrituras, descubriendo la debilidad de los hombres, hasta en sus amigos más cercanos. Y será cumplida hasta la última letra. El Hijo del hombre será glorificado, pero antes tendrá que padecer mucho y ser reprobado.
Él desea comer en la Pascua con sus amigos antes de padecer. Su pecho, que arde de amor, será abierto para exponer su Sagrado Corazón. Él manifestará al mundo su amor en misericordia, transformando el pan en su Carne y el vino en su Sangre, para que todo el que coma de este pan y beba de este vino permanezca en Él y Él en ellos, y tengan vida eterna.
Él conoce a los que se sientan en su mesa, y las intenciones de sus corazones. Al que está con Él le da su poder, lo fortalece para que triunfe en la batalla, porque el demonio no tiene sobre Él ningún poder. Y la prueba está en que les manda permanecer en unidad a la roca que, negándolo tres veces, lo traicionó, pero lloró amargamente, se arrepintió y pidió perdón, se reunió conmigo, y su corazón fue encendido por el Espíritu Santo con el celo apostólico del amor, y es sobre esa piedra que Cristo edifica su Iglesia, y el mal no prevalecerá sobre ella.
Mi misión está unida en comunión a la voluntad del Padre. Mi misión es persuadir a los que se sientan en la mesa del Señor, para que no lo traicionen. A los que lo traicionan, para que se arrepientan y pidan perdón. A los que lo acompañan, para que no lo abandonen. A los que lo abandonan, para que se arrepientan, pidan perdón y regresen. A los que regresan, para que cumplan la voluntad de Dios. Y, a los que la cumplen, para que persuadan a otros con el ejemplo, y perseveren con fe en la esperanza y en la caridad.
Yo les pido que me acompañen al pie de la cruz, para que nunca lo abandonen. Es tiempo de que escuchen mi llamado y abran su corazón para recibir las gracias que yo tengo guardadas para ustedes y no me saben pedir. Es tiempo de conversión, es tiempo de confirmar su fe, y la fe del mundo entero. El mundo está descuidando su fe. No se dan cuenta que es un tesoro por el que consiguen la salvación de sus almas. No lo valoran, no lo piden, no se abren a la gracia, no permiten que su fe sea fortalecida. El mundo debe vivir de la fe, para que tenga visión sobrenatural y sea Dios lo más importante en sus vidas, para que puedan tener verdadera vida.
Yo soy la madre del verdadero Dios, por quien se vive».