AMAR HASTA EL EXTREMO
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos II, n. 80)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Juan: 15, 12-17
Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros.
«Hijos míos: este es el misterio de la Santa Cruz: el Padre envía al Hijo a rescatar del mundo lo que se había perdido, manifestando su amor a los hombres a través del Hijo, por el Espíritu Santo, amando hasta el extremo, haciéndose obediente, renunciando a todo, hasta a Él mismo y a la gloria que tenía con su Padre, anonadándose a sí mismo, haciéndose hombre, para rescatar a los hombres y enseñarles el camino de vuelta al Padre. Él es el camino.
Mi Hijo aceptó por amor de Dios y por amor a los hombres esta Divina voluntad, no solo renunciando a todo, sino entregándose todo, hasta la última gota de su humanidad, para que el Padre fuera glorificado en el Hijo, amando hasta el extremo, reuniendo en su Cuerpo y en su Sangre a toda la humanidad a través de la Sagrada Eucaristía, que es como los hombres lo reciben o lo rechazan, en libertad, por su propia voluntad. La luz vino al mundo, pero el mundo no la recibió, porque los hombres prefirieron la oscuridad a la luz.
El Amor es la Palabra, es la Luz que ilumina en las tinieblas.
El Amor es Cuerpo, es Sangre, es Alma, es Divinidad y es Eucaristía.
El amor es un mandamiento, el más importante y el primero de la ley de Dios, para que todo aquel que ame y tenga ojos vea, y tenga oídos oiga, y cumpla la Palabra de Dios, que es una: Amor.
Yo he venido para quedarme. Y protegeré a mis hijos que me han recibido, y conmigo, en mi seno, han recibido al Hijo de Dios. Que nadie dude del amor de la Madre de Dios y Madre suya. Yo soy Madre de amor y Madre de misericordia. Les enseñaré a amar como amo yo, entregando mi vida al pie de la cruz del Hijo, acogiendo a Cristo en cada hijo, para amarlos, como los amo yo. Reciban su amor y cumplan sus mandamientos, para que permanezcan en su amor, cumpliendo la voluntad de Dios».