DEJARSE LLENAR DEL ESPÍRITU SANTO
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos II, n. 83)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Juan: 15, 26-16, 4
El Espíritu de verdad dará testimonio de mí.
«Hijos míos: el Señor les envía al Consolador, al Espíritu Santo Paráclito, que es el Espíritu de la verdad, para que fortalezca sus corazones. Y les avisa para que lo reciban, porque Él les enseñará y les recordará todas las cosas, pero también les dará los dones y gracias que necesitan para que no tropiece su fe y desfallezcan. El que vive en la verdad vive alegre, vive en paz.
Cuiden que sus quehaceres y su trabajo nunca limiten su tiempo para orar. Es en la oración en donde el Espíritu se manifiesta, y en su actitud de recogimiento puede actuar, para que reciban la luz y puedan ver el camino con claridad.
Muchos hombres necesitan que les transmitan paz las palabras de los que tienen fe, y a través de quienes el Espíritu Santo Paráclito, Consolador, Espíritu de la verdad, Espíritu de amor, Dulce Abogado, Espíritu de Dios, habla y manifiesta la voluntad del Padre, por quien ustedes viven, de quien hablan.
Los testigos de Dios deben dar testimonio de Él. Testimonio del Hijo, que, siendo obediente, se anonadó a sí mismo para hacerse hombre; y, siendo obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz, dio testimonio del amor del Padre por cada uno de los hombres, dando su vida para hacerlos hijos.
Acepten la ayuda de Dios, porque Él sabe lo que les conviene, y también sabe que ustedes solos no pueden. Acérquense a la presencia del Señor, con el corazón contrito y humillado, y agradezcan, y pidan perdón, y pídanle su ayuda para abrir sus corazones a recibir su gracia y su misericordia infinita, aceptando, con toda humildad, su necesidad de ser llenados por el Espíritu Santo. Pídanle que fortalezca su fe, que aumente su esperanza, pero, sobre todo que inflame su amor, para que puedan seguirlo, haciendo sus obras, entregando su voluntad a la voluntad de Dios.
Amen a Dios, y no tropezarán, porque tendrán con ustedes al Espíritu Santo que Él da a los que lo aman.
Y si no encontraran el camino, recurran a mí, como un hijo a su madre. Yo los llevo por camino seguro, porque el Espíritu Santo está conmigo, para llevar a mis hijos al encuentro con el Hijo de Dios».