PROCURAR LA UNIDAD
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos II, n. 93)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Juan: 17, 20-26
Que su unidad sea perfecta.
«Hijos míos: ustedes han sido unidos a la Santísima Trinidad por Cristo, con Él y en Él. Son uno con Él y conmigo, como uno es el Padre y el Hijo. El Hijo en el Padre, el Padre en el Hijo, en un mismo amor procedente de ellos dos: el Espíritu Santo, con quien son un solo Dios, tres personas distintas. Cada uno es Dios, no tres dioses, sino un solo Dios verdadero. Y esa es la profesión de la verdadera fe, en la que cada uno de mis hijos debe decir con convicción: “Yo creo”, para permanecer unidos en el amor.
Yo les pido que no solo crean, sino que vivan y experimenten su fe. Que amen y estén unidos al Amor, para no separarse de Él. Hagan una sincera profesión de fe y entréguenle su voluntad y su libertad, para ser todos de Él. Eso le dará mucha alegría a mi Inmaculado Corazón.
Jesús ruega al Padre por ustedes, y los conduce por camino seguro para que sean salvados. Pero es por las obras de ustedes que su fe alcanzará la perfección. Y por sus frutos los reconocerán. Procuren que sus obras les alcancen la unidad en Cristo. Él los ha llamado a participar de su vida, de su pasión, de su muerte y de su resurrección, para que participen también de su gloria, para que sean uno con Él, así como su Padre y Él son uno; y ese es un privilegio, tomando en cuenta que son tan solo indignos siervos, pero que han sido elegidos por Él, porque los ama.
Quien conoce al Hijo conoce al Padre; quien conoce al Hijo y conoce al Padre ama a Dios, cree en Dios, vive unido a Dios, permanece en el amor. Yo ruego al Padre para que envíe al Espíritu Santo sobre ustedes, y los llene, y los desborde de piedad, para que se amen unos a otros, y obren con misericordia, y que sea su fruto la santidad, en unidad, para que sean uno con el Padre en mi Hijo».