24/01/2025

MCM Jn 20, 19-23

RECIBIR AL ESPÍRITU SANTO

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre

(Fuente: Espada de Dos Filos II, n. 96)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS

Evangelio según San Juan: 20, 19-23

Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo: Reciban el Espíritu Santo.

 

«Hijos míos: el Señor ha venido a traerles la paz, y los envía a llevarla a los demás. Pero no los envía solos, los envía con el Espíritu Santo que les ha sido dado. Recíbanlo, y permítanle que haga su morada en ustedes y, con docilidad, abandónense a sus inspiraciones, y déjenlo actuar, para que sea Él quien obre en ustedes, quien hable a través de ustedes, y quien transforme sus corazones.

Invoquen al Espíritu Santo diciendo: “¡Espíritu Santo, ven, lléname de ti, y desbórdame de tu amor!”. Pídanle que los llene de Sabiduría, de Entendimiento, de Ciencia, de Piedad, de Fortaleza, de Consejo, de Temor de Dios, y ofrezcan al Señor los frutos de los dones recibidos, como ofrenda unida a su único y eterno sacrificio redentor: su Amor, su Alegría, su Paz, su Paciencia, su Longanimidad, su Benignidad, su Bondad, su Mansedumbre, su Fidelidad, su Modestia, su Continencia, y su Castidad.

El Espíritu de Verdad les enseña todas las cosas. Entreguen su voluntad al Paráclito, el Espíritu Santo, el Consolador, el Espíritu de Amor, que es Dios en la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, y Él se encargará de ustedes, de guiarlos, de prepararlos, de darles todos los dones, para que consoliden todos sus esfuerzos en el amor, cumpliendo los mandamientos de Dios en el mandamiento que les dejó Cristo, amándose unos a otros como Él los ha amado, con su amor.

Hay diferentes dones, pero uno solo es el Espíritu. Hay diferentes ministerios, pero uno solo es el Señor. Hay diferentes obras, pero un solo Dios es el que obra en todos. Hay diferentes carismas, pero todo es para un bien común, porque uno solo es el cuerpo, aunque tiene muchos miembros, pero todos forman un solo cuerpo de Cristo, en un mismo Espíritu. Todos se ayudan y todos se afectan.

Alégrense, hijos míos, porque el Señor los ha llenado con su gracia y el Espíritu Santo está con ustedes. Atesoren estos regalos y construyan el Reino de los Cielos en la tierra. Yo los llevo de mi mano para que nunca se pierdan. Permanezcan reunidos conmigo en oración, invocando al Espíritu Santo, para que sea para ustedes, y para el mundo, un nuevo y eterno Pentecostés».