ENCOMENDARSE A LA PROTECCIÓN DE LOS ARCÁNGELES
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos VII, n. 27)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Juan: 1, 47-51
Verán a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.
«Hijos míos: grandes cosas han de ver, porque el Señor va a volver, acompañado de sus Ángeles, de sus Arcángeles, de la gloria de Dios y de su poder.
Encomiéndense a la protección de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.
Acepten la intervención de Dios en sus vidas, y reciban su favor, reconociendo el poder de los Arcángeles, pidiéndoles que los ayuden a cumplir su misión, pidiéndoles sus luces para discernir ante cualquier decisión, y su ayuda para resolver cualquier difícil situación, poniendo a cambio en sus manos sus oraciones como ofrendas a Dios, dejándose guiar por ellos al encuentro definitivo con el Señor.
Él les envía a sus Arcángeles para que los protejan, porque el demonio se aprovecha de la miseria de su humanidad.
Perseveren conmigo en su entrega, al pie de la cruz, recibiendo la protección y la ayuda que Dios les manda para librar todas las batallas.
El Señor los llama y los envía para que, con sus Ángeles y sus santos, alaben y den gloria a Dios.
Encomiéndense a la protección de los Arcángeles de su Señor, y pidan su guía y su salud. Confíen en su asistencia y en su poder contra las asechanzas del enemigo.
Acompáñenme a luchar en este ejército, en el que la victoria ya ha sido anunciada. Yo pido para que ustedes, los guerreros, resistan hasta el final, y participen de la victoria y la gloria de Dios en el cielo, para adorarlo y alabarlo como santos, con los Ángeles, Arcángeles, Principados, Tronos, Potestades, Virtudes, Dominaciones, Serafines y Querubines, por toda la eternidad».