23/01/2025

MCM Jn 8, 31-42

CREER PARA SER LIBRES

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre

(Fuente: Espada de Dos Filos II, n. 36)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

Evangelio según san Juan: 8, 31-42

Si el Hijo les da la libertad, serán realmente libres.

 

«Hijos míos: que el amor de Cristo derramado en la cruz fortalezca los lazos de unión entre ustedes, para que en esta unidad se manifieste una verdadera comunión espiritual en Cristo, que dé como fruto la unidad de corazones de todos los fieles, para que su fe se extienda, para que sean ustedes fortalecidos por la oración, en la seguridad del amor de Dios. Amor incondicional que no es egoísta, sino que libera de las ataduras que los encadenan a ustedes al mundo, para que conozcan la verdad y sean libres; para que, en esa libertad, sus conciencias sean bien formadas, para lograr en toda situación un buen discernimiento, siempre orientado al verdadero amor.

Yo intercedo por ustedes como Madre, para que reciban las gracias del Espíritu Santo, para que puedan discernir y decidir en toda ocasión, con bases firmes y bien formadas, permanecer en el Camino, la Verdad y la Vida, que es la cruz de Cristo.

Algunos de mis hijos se están muriendo. Se les está muriendo el alma. Son muertos en vida, porque tienen el alma muerta, aunque tengan el cuerpo vivo. Los que cometen pecado son pecadores, y esa es la verdad. Pero también es la verdad que es a ellos a quienes Jesús vino a salvar. Él vino a resucitar a los muertos. Para eso descendió a los infiernos, para llamar a todos, también a los pecadores que ya habían muerto. Infinita es su misericordia, y aun así hay algunos que no creen.

Si quieren ser verdaderamente libres, crean en el Evangelio. Vivan en la verdad practicando el Evangelio, poniendo su fe en obras.

La verdad es la Misericordia misma, que es Cristo, y que ha sido exaltada y elevada en la cruz, para que toda alma que crea en Él, sea realmente libre».