RECIBIR EL AMOR
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos II, n. 79)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Juan: 15, 9-11
Permanezcan en mi amor para que su alegría sea plena
«Hijos míos: Jesús les manda que se amen los unos a los otros, como Él los amó. Amarse los unos a los otros significa dar amor, pero también significa recibir el amor. Es más fácil dar que recibir. Porque para dar se requiere generosidad, pero para recibir, se necesita humildad.
Reconózcanse necesitados del amor de Cristo, que les entrega a través de los demás. Únanse todo su pueblo en oración y en obras de misericordia, para que se cumpla la Palabra del Señor, que dice: “los misericordiosos recibirán misericordia”. Dar y recibir es una oportunidad para dejar a Dios actuar en ustedes y en los demás, envolviéndolos en el círculo dinámico del amor, que es Él mismo, y que, manifestándose en sus obras, glorifica al Padre en el Hijo.
Abran sus corazones, y reciban el amor y la misericordia de Dios. Déjense amar, dejen al Espíritu Santo actuar. Entréguenle su voluntad y su libertad con docilidad. Abandónense en el beneplácito de su magnificencia, y déjense llenar de su amor, para que puedan cumplir el mandamiento del Señor, porque nadie puede dar lo que no tiene. Escuchen la Palabra de mi Hijo, y pónganla en práctica. Eso es lo que Él les manda, y les pide tener un amor tan grande, como lo tiene Él, y eso quiere decir dar la vida por sus amigos.
Acérquense a Jesús en la oración, y trátenlo de amistad, porque, para amar como ama Él, primero deben conocer al Amor y dar la vida con alegría, entregándose con Él, cumpliendo sus mandamientos, uniendo sus ofrendas de cada día en la Eucaristía. Hagan lo que Él les diga, y entonces verán milagros».