MCM Jn 16, 23-28
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APRENDER A PEDIR

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre

(Fuente: Espada de Dos Filos II, n. 88)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

Evangelio según san Juan: 16, 23-28

”Yo les aseguro: cuanto pidan al Padre en mi nombre, se lo concederá”.

 

«Hijos míos: pidan al Padre. Pero, si no saben pedir, aprendan a pedir, porque Dios es Padre, y un padre no se resiste ante la insistencia de los deseos de su hijo, de sus sueños, de sus anhelos, y de todo lo que con bondad le pide. 

Yo, como buena madre intercedo por ustedes, para que pidan lo que les conviene, para que sepan esperar y recibir lo que Dios les quiere dar. Una madre abraza y cuida y protege, mientras el hijo se abandona en sus brazos y espera y recibe confiado. Es así como deben pedir y esperar y recibir.

Mi Hijo Jesús ha dicho que cuanto pidan al Padre en su nombre, se lo concederá. Él, que ha salido del Padre, y ha venido al mundo, deja el mundo para volver al Padre, y les asegura su consuelo, concediéndoles todo lo que en su nombre pidan. Él se va al Padre, pero les envía al Consolador, para que los llene de su poder, de sus dones y de su amor.

Pídanle al Padre como pide un hijo, sabiendo que el Padre los ama. 

Pídanle con fe, sabiendo que Jesús siempre cumple sus promesas, y lo que pidan en su nombre, el Padre se lo concederá. 

Pídanle con insistencia, como pide un niño, sabiendo que, si es bueno para él, el Padre gustoso se lo concederá, porque el Padre se complace en el hijo. 

Pídanle dispuestos a recibir lo que Él les quiera dar, pero entréguenle su voluntad, sabiendo que Dios no se deja ganar en generosidad. 

Pídanle abriendo el corazón y exponiendo a la caridad del Padre sus miserias, para que se compadezca y los llene de su misericordia. 

Pídanle llenos de esperanza, sabiendo que Dios es omnipotente, bondadoso y complaciente. 

Pídanle amándolo y adorándolo, con todo su corazón, con toda su alma y con toda su mente. 

Pídanle esperando con paciencia, porque el amor es paciente. 

Pídanle demostrándole el amor de Dios que hay en ustedes, que todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, y todo lo soporta. 

Aprendan a pedir, pidan, y nunca se cansen de pedir. Pero aprendan también a recibir. 

Pidan, porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra, y al que llama se le abre.

Alégrense, porque ustedes han creído en mi Hijo Jesucristo, y que del Padre ha venido y al Padre se ha ido y, aun así, se queda con ustedes, hasta el fin del mundo».