24/01/2025

MCM Jn 19, 25-27

RECIBIR A MARÍA COMO VERDADERA MADRE

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre

(Fuente: Espada de Dos Filos II, n. 97)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

FIESTA DE SANTA MARÍA MADRE DE LA IGLESIA

Evangelio según san Juan: 19, 25-27 

Ahí está tu Hijo – Ahí está tu madre.

 

«Hijos míos: yo he sido creada para ser Madre, y engendrar al Hijo de Dios, para formarlo y entregarlo al mundo, para que crean en Él y en que Él es el Hijo de Dios, que ha sido enviado al mundo para salvar a los hombres. Mi misión continúa como Madre de la Iglesia y de todos los hombres, para engendrar y formar a Cristo en sus corazones, intercediendo con mis oraciones, para que reciban los dones y las gracias del Espíritu Santo, para que sean unidos en Cristo y den buen fruto, y ese fruto permanezca.

Yo soy Madre, para cuidar y proteger a los miembros y pilares de mi Iglesia. Porque mi Hijo fue engendrado en mi corazón y en mi vientre, y los lazos espirituales son más fuertes que los lazos de la carne. Así la Iglesia, que es el cuerpo de mi Hijo, es engendrada en mi corazón espiritualmente, con todos sus miembros, y los hace verdaderos hijos.

Yo soy Madre espiritual para darles de comer, para darles de beber, para vestirlos, para acogerlos y ayudarlos en sus necesidades, para cuidarlos y sanarlos, para protegerlos, ayudarlos, y acompañarlos, y liberarlos cuando están presos con las cadenas del mundo, y para auxiliarlos en la vida y en la muerte.

Yo soy apóstol para guiarlos y acompañarlos en su caminar humano y en su caminar divino, para que vivan en unidad, cuerpo y espíritu, para que sean perfectos como el Padre del Cielo es perfecto, para enseñarlos y aconsejarlos, para corregirlos y perdonarlos, para consolarlos, para sufrir con paciencia sus defectos, para orar por ustedes.

Amen al Papa con todo su corazón, con toda su alma, con todas sus fuerzas, y promuevan ese amor entre los miembros de mi Iglesia, porque él ha sido llamado por el Espíritu Santo, que es mi esposo y siempre está conmigo, para ser cabeza, fiel representante de mi Hijo, y la roca sobre la que se construye la Iglesia, y el mal no prevalecerá sobre ella.

Permanezcan conmigo, y el Espíritu Santo estará siempre con ustedes, para que perseveren en la fe, luchando por llegar a la meta de la santidad para la vida eterna. Yo soy Madre de la Iglesia, Madre de todos los hombres, para que en mí cada uno encuentre el camino seguro, porque yo siempre los llevo a Jesús».