14/02/2025

MCM Jn 14, 15-21

DEMOSTRAR EL AMOR

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre 

(Fuente: Espada de Dos Filos II, n. 82)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

Evangelio según san Juan: 14, 15-21

Yo le rogaré al Padre y él les dará otro Paráclito.

 

«Hijos míos: el mundo es un campo de batalla entre el bien y el mal. Yo auxilio a mis hijos. Los que son derrotados no tienen la mejor arma, no tienen el fuego ardiente del amor de mi Hijo, porque no han sabido recibir la protección que el Hijo y el Padre les han enviado por medio de su Espíritu. Yo quiero llevar mi auxilio a los que todavía están en la batalla. Mi corazón inmaculado vencerá, pero yo los quiero a todos, y es deseo de mi Hijo cumplir mis deseos.

Él ha rogado al Padre, y Él les ha dado otro Paráclito, para que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la verdad, que vive en el Hijo y en el Padre, y no se pueden separar. Son un solo Dios verdadero, en una Santísima Trinidad. Y ustedes son parte de esa deidad, porque están unidos en Cristo, por el Espíritu Consolador, que les enseña y les recuerda todas las cosas. Cristo es la vida, y el Espíritu de la verdad es quien infunde la vida. Cristo es el camino por el que conduce a su pueblo de vuelta a casa, al abrazo misericordioso del Padre.

Dios Padre les ha enviado al Espíritu Santo Paráclito, quien les ha dado sus dones, sus frutos y sus carismas, para llevarlos a la verdad, para que conozcan el Espíritu y reciban al Espíritu, para que vivan en el Espíritu y sean unidos a Dios en un solo Cuerpo y un mismo Espíritu, del cual Cristo es cabeza, y crean en Él y se salven. Porque todo el que crea en que Cristo es el Hijo de Dios no morirá, sino que tendrá vida eterna. 

En ustedes vive el Espíritu de la verdad que Dios da a los que lo aman. Por tanto, su espíritu es de amor, de servicio, de perdón, de unión, de entrega, de abandono y de obediencia a la voluntad de Dios.

Demuéstrenle su amor al Señor cumpliendo sus mandamientos, para que permitan que se manifieste en ustedes y, a través de ustedes, al mundo entero. Yo soy esposa del Espíritu Santo, que siempre está conmigo. Los acompaño y los auxilio, para que con su gracia venzan todas las batallas».