ALCANZAR LA SANTIDAD EN CRISTO
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos VII, n. 38)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS
Del santo Evangelio según san Mateo: 5, 1-12
Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos.
«Hijos míos: solo Dios es Santo. Es por Cristo, en Cristo y con Cristo, que todos los hombres pueden ser santos, en un solo cuerpo y un mismo espíritu, del cual yo soy Madre, y compartiendo el mismo cuerpo y el mismo espíritu engendrado en mi vientre, me hace parte, me santifica en Dios Padre como hija, en Dios Espíritu Santo como esposa, en Dios Hijo como Madre.
Mi sufrimiento está en aquellos que no aceptan la eternidad en el Paraíso que les ha ganado mi Hijo Jesucristo; pero mi gozo, mi alegría, está en aquellos que desean y que aceptan esa verdad, y que luchan conmigo venciendo al enemigo, haciendo todo en esta vida por amor de Dios, alcanzando en el amor de Cristo la santidad.
La voluntad de Dios es que todos los hombres se salven, para que sean santos. La santidad es vivir eternamente inmersos en Dios, y es maravilloso. Pero hay que esforzarse, hay que luchar. La santidad es un regalo que Dios entrega a quien persevera en la búsqueda sincera de agradar a Dios, por temor de perderle y por la necesidad de amarle.
Cristo es el camino. Síganlo a través del ejemplo y la ayuda de todos los santos, que son dichosos porque vivieron en la alegría de haber encontrado a Jesucristo resucitado, de reconocerlo ante los hombres, y por su causa ser perseguidos, injuriados, incomprendidos, despreciados, injustamente juzgados; pero perseveraron en las virtudes heroicas, sobre todo en el amor; y siendo almas peregrinantes, alcanzaron en Cristo la perfección, y como almas triunfantes gozan de la eternidad del cielo en la gloria de Dios».