RECONOCER A CRISTO
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos IV, n. 17)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según San Mateo: 10, 16-23
El Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que convenga decir.
«Hijos míos: hay muy pocos corazones dispuestos a escuchar. Yo ruego por ustedes, para que, escuchando la Palabra, reciban del Espíritu Santo el don del entendimiento, y mediten y comprendan las verdades reveladas de Dios en sus corazones; para que abran sus corazones y penetren en la profundidad del amor de Dios; para que se confíen totalmente a Dios y crean en su Palabra, y con palabras y obras transmitan su fe.
No se preocupen por lo que habrán de decir. El Espíritu Santo les recordará todas las cosas, y hablará por ustedes. Es tiempo de escrutar sus corazones, para reconocer ante ustedes mismos y ante los demás a Cristo. Él los ha reconocido delante de su Padre, y delante de los hombres. El Padre les ha dado su heredad, reconociéndolos como verdaderos hijos.
Agradezcan. Correspondan. Acudan a la oración, invocando la presencia del Espíritu Santo, en la disposición de entregarle su voluntad, para que Él actúe. Tengan el valor de proclamar la buena nueva a los hombres, para que crean en Cristo, para que busquen a Cristo, para que encuentren a Cristo, para que amen a Cristo, para que alcancen su salvación.
Hijitos, es tiempo. Sean prudentes, sean astutos y sean sencillos. Yo los acompaño y los ayudo. Abandónense en mi Inmaculado Corazón, confíen totalmente en mi Hijo y obedézcanlo. Permanezcan unidos en el amor del Sagrado Corazón de Jesús, y perseveren en la oración y en la disposición, recibiendo, meditando, obedeciendo, confiando, amando, porque el que persevere hasta el final se salvará».