MCM Mt 10, 17-22
MCM Mt 10, 17-22
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PERSEVERAR CON AYUDA DE LA GRACIA

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre

(Fuente: Espada de Dos Filos I, n. 32)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

FIESTA DE SAN ESTEBAN, PROTOMÁRTIR

Evangelio según san Mateo: 10, 17-22

El que persevere hasta el final se salvará.

 

«Hijos míos: contemplen a mi Hijo recién nacido, y contemplen el misterio contenido en ese pequeño cuerpo humano que lavo, que acaricio, que visto, que alimento, que abrazo. Compartan mis sentimientos de alegría, de gozo y de plenitud, del amor que llevo en mis brazos, pero que, inmerso en el misterio, está también el sufrimiento y la angustia de lo que tendrá que padecer, porque Él ahora es cuidado y custodiado por justos, pero no ha venido al mundo a buscar a justos sino a pecadores.

Y será perseguido, y darán de Él falso testimonio, y dirán mentiras sin fundamento, sin razón. Y se enfurecerán, porque no les convendrá lo que les diga el Hijo de Dios. Y será desterrado del mundo. Y perseguirán a los que dan testimonio de Él, a los que son como Él.

Pero no tengan miedo, porque el cielo permanecerá abierto, y verán a mi Hijo Jesús hermoso, resucitado y glorioso, sentado en un trono, que siendo Dios y hombre, es el único Mediador entre Dios y los hombres, por lo que los falsos testimonios y las mentiras, las calumnias, y las persecuciones, serán expuestas ante la Verdad el día del Juicio, cuando cada uno sea juzgado.

Una madre sabe qué es lo que conviene a sus hijos. Yo les he pedido tres cosas tantas veces, y les ruego que las cumplan: oración, consagración, sacrificio, para que perseveren en su entrega. Porque tendrán persecuciones, calumnias, falsos testimonios, dificultades, por la causa de mi Hijo. Pero al final se salvarán. Y, aunque algunos de los que son cercanos a ustedes, los mismos por los que ustedes entregan la vida, no les creerán, al final por ustedes y su perseverancia, por su testimonio, por su oración y por su sacrificio, también se convertirán. El que persevere hasta el final se salvará.

Perseverancia en el sí, en la entrega y en la fidelidad al amor y a los compromisos que aceptaste cuando dijiste sí.

Perseverancia en la fe y en la confianza de que ya no eres tú, es Cristo quien vive y obra en ti y a través de ti.

Perseverancia en el abandono a la voluntad divina y a los designios de la providencia divina.

Perseverancia en la obediencia, en la inocencia, en la pureza, en la castidad, en el amor, en la pobreza de espíritu, que mantiene humilde el corazón.

Perseverancia en las obras, para que siempre sean buenas.

Perseverancia en la esperanza, teniendo vida sobrenatural, en el agradecimiento, en ser el último siempre, en ser pequeño, en permanecer siendo niño.

Perseverancia y constancia en la oración, en un encuentro íntimo con el Hijo Único de Dios, reconociéndose débiles ante Él, y pidiendo su fortaleza.

Entonces Él, que los ama, se dignará mirar su humillación, como un día miró la humillación de su esclava. Y correspondiendo al sí de ustedes, les dará la gracia de la perseverancia».