07/02/2025

MCM Mt 18, 1-5. 10

AGRADECER AL ÁNGEL CUSTODIO

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre

(Fuente: Espada de Dos Filos VII, n. 30)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

FIESTA DE LOS SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS

Evangelio según san Mateo: 18, 1-5. 10

Sus ángeles en el cielo ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el Cielo.

    

«Hijos míos: los ángeles son para ustedes su compañía y su protección. Ellos los llevan seguros en el camino de la perfección. Son sus compañeros para ayudarlos en todo momento de tentación, para cuidarlos de todo peligro. Son conducto, instrumento e intermediarios directos de la providencia divina, porque continuamente ven el rostro del Padre que está en el Cielo. Son creaturas hermosas creadas por Dios para darle gloria. Son adoradores y custodios de la Sagrada Eucaristía. Son las creaturas más humildes y más obedientes a la voluntad de Dios.

Procuren la amistad con sus ángeles custodios y, a través de ellos, presenten al Padre sus sacrificios como ofrendas, uniéndolos al único sacrificio agradable al Padre: la pasión y muerte de mi Hijo Jesucristo, en la Eucaristía.

Los ángeles nunca abandonan, ellos obedecen fielmente lo que les manda su Señor, y a mis pies se someten, porque el Rey está en mis brazos, y ellos se postran para adorar a su Señor, lo ven cara a cara, suben y bajan del cielo a la tierra, de la tierra al cielo, llenando la tierra de la gloria de Dios. Pero los hombres tienen los ojos cerrados, no pueden verlos y, al no verlos, cometen contra ellos el más grave pecado de caridad que es la indiferencia. No los tienen en cuenta, aunque todo el tiempo están bajo sus cuidados.

Yo quiero, hijos míos, que agradezcan la bondad de Dios, agradeciendo a cada ángel su presencia, su paciencia, sus cuidados, su obediencia, su guía, porque ellos los mantienen en el camino seguro, junto a mí.

Sus ángeles los acompañarán noche y día, y después por toda la eternidad. ¡Qué maravillosa compañía! En ellos se refleja la gloria del Hijo del hombre y su divinidad, la luz de la verdad.

Yo les pido que traten de amistad a su ángel custodio. Confíen en que no están con cada uno como una sombra, sino como un halo de luz que los hace brillar ante los ojos de Dios. Permítanles actuar, porque su misión es cada uno de ustedes, para la eternidad, y en las manos de Dios los debe entregar. Su presencia junto a ustedes es una realidad.

Encomiéndense y pidan ayuda a su ángel guardián para ganar todas sus batallas, pero pidan primero que los hagan ser como niños, para que tengan los mismos sentimientos de Cristo y defiendan la vida y la inocencia de los niños, porque de los niños es el Reino de los Cielos. 

Agradezcan tan grande ayuda, y tan grata compañía, y déjense ayudar y acompañar por el ser espiritual al que han sido encomendados, porque él sabe lo que les conviene».