ALCANZAR LA PERFECCIÓN
Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre
(Fuente: Espada de Dos Filos IV, n. 67)
«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19)
Evangelio según san Mateo: 19, 16-22
Si quieres ser perfecto vende lo que tienes y tendrás un tesoro en el Cielo.
«Hijos míos: solo Dios es bueno, solo Dios es santo, pero su misericordia justifica las miserias de ustedes, y transforma su maldad en bondad, su impiedad en piedad, su tristeza en alegría, su ignominia en alabanza, su desolación en esperanza, su resignación en servicio, su pecado en perdón, su desierto en manantial, y su muerte en vida.
Vivan cada día con alegría, luchando no solo por alcanzar la salvación, sino por alcanzar la perfección de aquel que los creó a su imagen y semejanza.
Vivan abandonados en las manos de Dios, en medio del mundo, adorándolo a través de un completo desprendimiento del mundo a favor de los más pobres, aligerando la carga para poder seguir a Jesús, manteniendo la visión sobrenatural, con los pies en la tierra, pero con el corazón en el Cielo.
Yo soy la Omnipotencia Suplicante y uno mis súplicas a la oración de las almas que rezan el Rosario pidiendo mi intercesión por los que demuestran amar a Dios por sobre todas las cosas y lo siguen, y por los que siguen atados al mundo; por los que lo alaban y por los que lo critican; por los que lo sirven y por los que se van, se alejan, y se pierden, para que sean encontrados.
Mis súplicas conceden el favor de Dios a las almas consagradas a mi Inmaculado Corazón, para abrir corazones endurecidos, y cambiar los corazones de piedra en corazones de carne; y a las que me ofrecen sacrificios con obras de amor, para reparar el desamor que tanto daño causa al Sagrado Corazón de Jesús.
Yo quiero almas que busquen la perfección, que hagan sacrificios y amen a mis sacerdotes ―a los que aman a mi Hijo y a los que lo traicionan―; y que oren al Padre para recuperar lo que se ha perdido.
Porque, hijos míos, yo los quiero a todos».