05/02/2025

MCM Mt 5, 17-19

APRENDER Y ENSEÑAR

Meditando el Evangelio desde el Corazón de la Madre 

(Fuente: Espada de Dos Filos III, n. 84)

«María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) 

 

Evangelio según san Mateo: 5, 17-19 

No he venido a abolir la ley, sino a darle plenitud.

 

«Hijos míos: Jesucristo es la Palabra. Él es el que es, el que era, y el que ha de venir. Él es el mismo ayer, hoy y siempre, el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Él no ha venido a abolir la ley, sino a darle plenitud, y se cumplirá hasta la última letra, porque Él es, y no puede contradecirse a sí mismo.

Está escrito que en el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Y estaba en el principio junto a Dios, y todo se hizo por ella, y sin ella no se hizo nada. Lo que se hizo en ella era la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y ustedes, que saben esto, tienen una gran responsabilidad: enseñar a otros la verdad, para que otros crean, y alcancen la vida eterna que el Señor, con su sangre, les ha venido a ganar. 

Crean en el Evangelio, que son palabras de amor de Aquel que los creó, y que ha hecho nuevas todas las cosas. Tres personas distintas, un solo Dios verdadero, que se entrega por amor al mundo entero para recuperarlo, porque Él los amó primero.

Cristo es el Verbo hecho carne que habitó entre los hombres, nacido del vientre de una esclava que dijo: “sí, hágase en mí, Señor, según tu palabra”. Escuchen la Palabra de Dios, y aplíquenla en sus vidas, para que la descubran, para que la entiendan, para que la vivan, para que enseñen a otros cada uno de sus preceptos, y sean ustedes grandes en el Reino de los Cielos. 

Yo soy maestra en casa, en la vida ordinaria de familia, en donde los niños aprenden a ser virtuosos y los hombres virtuosos aprenden a ser santos. Yo les enseñaré todas estas cosas, desde la morada de la Sagrada Familia, que es el Sagrado Corazón de Jesús, en quien se vive la santidad y la virtud, para que aprendan y enseñen, y sea así abierto el conducto por el que la misericordia de mi Hijo será encauzada a tantas almas.

Confíen y aprendan de mí. Yo soy Madre de Misericordia. La misericordia ha sido derramada en la Cruz desde el Sagrado Corazón de Jesús. Confíen en el amor de Cristo, el Verbo encarnado, resucitado y vivo».